Las relaciones entre ambos países sufrieron un quiebre luego que Marcelo Soza, ex fiscal a cargo de la investigación sobre un supuesto complot contra Evo Morales, solicitará asilo en Brasil.
Brasilia. El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo Machado, visita hoy en Cochabamba a su homólogo boliviano, David Choquehuanca, con lo que anticipa la reunión inicialmente prevista para el 7 de abril, informaron fuentes oficiales.
El adelanto de la visita se debió a un ajuste de las agendas de ambos cancilleres, según un comunicado distribuido hoy por el ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, en el que no se detalló la agenda de la reunión.
El gobierno boliviano pretendía aprovechar la reunión del 7 de abril para manifestar a Brasil su preocupación por las posibles inundaciones que podrían causar en territorio boliviano las hidroeléctricas del río Madeira, en el estado brasileño de Acre.
Según la Fiscalía brasileña, estas represas han contribuido a agravar las inundaciones que afectan desde el pasado diciembre a esa región amazónica.
La reunión de Choquehuanca y Figueiredo también se produce dos semanas después de que el ex fiscal boliviano Marcelo Soza, que estuvo a cargo de la investigación sobre un supuesto complot contra Evo Morales denunciado en abril de 2009, huyese a Brasil y solicitase refugio en este país.
Soza dimitió en marzo de 2103, después de que la oposición hiciera públicas grabaciones en las que supuestamente él hacía revelaciones sobre corrupción en el sistema judicial boliviano y aparecieran fotografías suyas con abogados que el gobierno hizo detener acusados de pertenecer a una supuesta red de extorsiones.
El caso de Soza abrió una nueva grieta en las relaciones entre los gobiernos de Evo Morales y Dilma Rousseff, ya deterioradas por la fuga del senador opositor Roger Pinto de La Paz con ayuda de diplomáticos brasileños ocurrida hace siete meses.
El senador Pinto, un opositor a Morales, permaneció acogido durante más de un año en la embajada brasileña en La Paz y después cruzó la frontera con ayuda diplomática brasileña, lo que fue calificado como "fuga" por las autoridades bolivianas.