El análisis químico determinó que la pureza de esa droga decreció con los años por el uso de adulterantes como la cafeína, que podría aumentar el poder adictivo de la cocaína.
La prioridad de un equipo comandado por Cecilia Scorza, bióloga con formación en neurociencia y neurofarmacología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, es encontrar algo revolucionario: un fármaco para tratar la adicción a la pasta base. Para su desarrollo se necesitan, como mínimo, cinco años más de pruebas de laboratorio. El problema es que, actualmente, solo se cuenta con financiamiento para realizar experimentos durante los próximos 18 meses.
El análisis químico de muestras de pasta base incautadas por la Policía desde 2007 y el estudio del efecto estimulante en el sistema nervioso que generan distintas dosis de pasta base de cocaína en combinación con adulterantes –en particular, la cafeína– revelará qué “sitios de acción a nivel cerebral” pueden ser usados con potencial terapéutico. “No tenemos respuesta a la necesidad inmediata de ahora, pero la vamos a tener”, dijo con confianza la experta a El Observador.
Hasta ahora, nadie en el mundo sabe con certeza cuál es el mejor tratamiento clínico para los adictos a los distintos tipos de cocaína fumable −pasta base, crack, paco, basuco, baselibre, entre otros nombres−, sin contar que se los tilda como sujetos peligrosos para la convivencia en sociedad. Tampoco se conoce qué es lo que se consume en la calle.
En el libro Fisuras, dos estudios sobre pasta base de cocaína en Uruguay, del antropólogo Marcelo Rosall, se publicó que la mitad de los adictos crónicos a la pasta base tuvo vínculos con el sistema penal y solo uno de cada 10 tiene trabajo formal. Muchos colegas le dijeron a Scorza que el esfuerzo no valía la pena.
“El 50% de los consumidores de pasta base busca ayuda porque la percepción del riesgo es mucho mayor en comparación con otras drogas. Todos conocemos situaciones horrorosas de familias con adictos”, dijo Scorza en defensa de la investigación, que es pionera en el mundo. Según datos de la Junta Nacional de Drogas, el 45% de quienes pidieron alguna vez ayuda no logró salir de la adicción.
En el camino hacia el fármaco, el equipo encontró que la pureza de la pasta base ha decrecido con los años, mientras que ha aumentado la cafeína. La hipótesis de trabajo es que esta contribuye a potenciar el poder adictivo de la cocaína y que se agrega deliberadamente al proceso de fabricación. Casi el 80% de las muestras analizadas desde 2007 incluía cafeína en concentraciones que oscilaron entre el 1% y el 47%.
Perfil químico. La composición química de las muestras de pasta base analizadas por el equipo varió con el correr de los años, lo que denota posibles cambios en el mercado. Entre 2007 y 2011 se registraron más casos con alto índice de cocaína y de cafeína, según un avance del proyecto en las XV Jornadas de la Sociedad Uruguaya de Biociencias. A partir de allí, el grado de pureza disminuye y las dosis cada vez contienen menos cantidad de cocaína y más del adulterante. De esta forma, una muestra incautada en 2007 contenía 69% de cocaína −lo más alto− y 15% de cafeína; mientras que una de 2014 tenía 23% de cocaína y 47% de cafeína. En promedio, la pureza es del 47%. “La cafeína tiene que estar colocada de forma racional”, dijo Scorza. Y precisó: “Las personas que adulteran (la droga) tienen que tener ciertos conocimientos de química”.
Ningún otro adulterante fue detectado: ni levamisol ni fenacetina. El interés por encontrar a estos últimos es que frecuentemente son utilizados como adulterantes en drogas de venta callejera en Brasil y Europa. El levamisol es un fármaco veterinario que se usa como antiparasitario. La fenacetina, por su parte, es un analgésico. Se supone que ambos son capaces de potenciar el efecto estimulante de la cocaína. La presunción de Scorza es que estos fármacos deben estar presentes en el mercado uruguayo, solo que todavía no se les pudo detectar. Ahora se están realizando pruebas para descubrir otras sustancias.
Antes de fin de año se iniciarán los estudios en, por lo menos, 10 nuevas muestras, pero hay que procesar entre 100 y 200 para determinar con la máxima certeza posible el contenido químico de la pasta base vendida en Uruguay.
Ratas bajo los efectos del humo. Algunos consumidores manifiestan que cuanto más amarilla es la droga, “más pega”, de acuerdo a testimonios obtenidos por Marcelo Rosall y publicados en Fisuras. De las 21 muestras analizadas, solo una era de color gris; el resto presentó tonalidades diferentes de amarillo. Respecto al formato, se encontraron tres modalidades: gota (fraccionada para la venta al público), tiza y roca. Las diferentes formas no mostraron una relación directa con la variedad en la composición química.
Pero sí parece haberla con el color. La gris fue la única que generó un menor efecto estimulante en animales. Su composición era 68,2% de cocaína y 1% de cafeína. Martín Galvalisi, investigador del Departamento de Neurofarmacología Experimental, explicó que luego se probaron en ratas distintas dosis de cafeína (la de cocaína es constante en todos los experimentos) que por sí solas no generaban ningún impacto en el comportamiento. Lo que se vio es que al sumar 25 miligramos de cafeína se lograba un efecto estimulante mayor. Un animal, por ejemplo, recorrió más metros dentro de la caja de observación (que cuenta con una cámara de videoseguimiento): pasó de 50 metros (con menos cantidad de cafeína) a más de 60 metros. “Este resultado refuerza el papel relevante de los adulterantes en el efecto farmacológico de una droga psicoestimulante fumable”, apuntó.
Uno de los roedores más movedizos fue el expuesto a la muestra que contenía 37% de cocaína y 41,9% de cafeína: aproximadamente 125 metros en 30 minutos. Mientras que aquel que inhaló una dosis con más cocaína (64,7%) pero menos cafeína (14%) solo recorrió 100 metros.
El científico también encontró que muestras con la misma proporción de cafeína produjeron efectos diferentes. Una hipótesis es que incide la temperatura a la cual se volatiliza la droga.
“A menores temperaturas se volatiliza más rápido y llegaría mejor (a los pulmones)”, explicó. Pero otra hipótesis es la presencia de solventes en la preparación. Para entender el fenómeno, ya se iniciaron análisis para medir la concentración de cocaína y de cafeína en el plasma sanguíneo de los animales expuestos a la inhalación de la pasta base. Esta etapa ha retrasado los objetivos de la investigación para 2014, debido a que se debió aprender la técnica analítica.
Además, ahora se trabaja en coordinación con la Universidad de Cágliari (Italia) para determinar si el poder de la cafeína en la pasta base va más allá de la estimulación y, efectivamente, contribuye a hacerla adictiva. Esa institución cuenta con un dispositivo para que los animales se autoadministren la droga. El experimento consiste en “darles a elegir” una muestra que contiene solo cocaína y otra adulterada con cafeína. Si optan por la segunda en forma sostenida, se comprobará la hipótesis.