Será cuatro veces más alto que la Puerta de Brandeburgo en Berlín, el doble que el Cristo Redentor de Río de Janeiro y el Coliseo de Roma, y apenas unos metros menor a la torre del Big Ben.
La italiana Astaldi se quedó con la construcción del telescopio óptico más grande del mundo, ubicado en Chile y, cerca de ahí, también con la ampliación de la mayor mina de cobre a cielo abierto en el planeta.
Será cuatro veces más alto que la Puerta de Brandeburgo en Berlín, el doble que el Cristo Redentor de Río de Janeiro y el Coliseo de Roma, y apenas unos metros menor a la torre del Big Ben. Sin duda el European Extremely Large Telescope (E-ELT), o Telecopio Europeo Extremadamente Grande, con su espejo de 39 metros de diámetro, rankeará para entrar en la lista de la Siete Maravillas del Mundo del siglo XXI.
A levantarse en el desierto de Atacama, en Chile, a fines de mayo se firmó el contrato de casi US$452 millones, cifra que incluye solo el domo y la estructura (no los equipos), lo que lo convertirá en uno de los edificios más caros construidos nunca en ese país. Miembro central del consorcio ganador es la compañía italiana Astaldi, especialista en infraestructura, la cual está haciendo otros muy buenos negocios en el país sudamericano. También en mayo se adjudicó un contrato de US$460 millones para la ampliación de la mina de cobre Chuquicamata.
Por si fuera poco, ya hace algo más de un año Astaldi trabaja con la también italiana Vinci y el aeropuerto de París en el desarrollo del nuevo terminal aéreo de la capital chilena, cuya inversión referencial es de algo más de US$579 millones. No le alcanzan las manos.