La epidemia del ébola sigue extendiéndose, y los expertos en salud se preguntan cómo introducir tratamientos experimentales legal y éticamente. El doctor David Heymann nos da su opinión en entrevista con DW.
La epidemia del ébola en el oeste de África ya ha llegado a Nigeria, mientras que en Liberia el pasado miércoles se declaró el estado de emergencia a causa del virus. Unos informes sobre un “suero secreto” administrado a dos ciudadanos estadounidenses infectados en Atlanta gracias al cual, supuestamente, lograron recuperarse de la enfermedad, ha provocado un debate internacional sobre el uso de medicina experimental.
David Heymann, médico y epidemiólogo con décadas de experiencia en la lucha contra epidemias, explica en entrevista con DW cómo, en su opinión, se podría facilitar el acceso a vacunas experimentales.
-En el caso del doctor estadounidense que recibió el suero contra el ébola, ¿podemos estar seguros de que fue la medicina la que le ayudó a recuperarse?
-No podemos estar completamente seguros de que la medicina le ayudó; el doctor podría ser simplemente uno del 40% de los supervivientes del virus. Pero sí sabemos que el suero inmunitario se ha usado antes. Concretamente, se administró a alguien tuvo un accidente con una jeringuilla infectada en un laboratorio de Reino Unido después de la primera epidemia de ébola en 1976. Esta persona recibió el suero, y el virus no se desarrolló. Pero, en cualquier caso, no quedó nunca claro si se había contagiado realmente.
Lo que necesitamos en estos momentos es un enfoque sistemático para ver qué nuevas medicinas y vacunas tenemos disponibles, y a continuación ponernos a trabajar en los países en los que el ébola se está extendiendo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) debería encargarse de esto junto con una industria que tenga la capacidad de producir estos medicamentos. Si de veras pueden ayudar a vencer la enfermedad, deberían ser estudiados rigurosamente para su distribución. Pero se trata de una decisión nacional.
-Ya existen numerosos medicamentos y vacunas en pleno desarrollo, tanto para el ébola como para otras enfermedades infecciosas. Aún así, siempre hay dificultades a la hora de experimentar con sus efectos en humanos. Por ejemplo, hay una vacuna contra el ébola que se ha probado en primates. ¿Cómo podemos superar este problema?
-El problema se basa en un cálculo de riesgos y beneficios. Si un gobierno que trabaja con la OMS y con la industria farmacéutica que produce esta medicina demuestra que el cálculo del riesgo de usar la vacuna está a su favor, entonces teóricamente se permitirá su uso tras estudios rigurosos, a pesar de no haberse demostrado que es segura en seres humanos. Pero todo depende de los deseos del gobierno y de su capacidad para usar estas medicinas de forma segura y ética.
-¿Qué deberíamos hacer, entonces?
-Debemos esbozar una lista de todos los productos disponibles actualmente y ponerla al alcance de los países afectados para que tomen sus decisiones pertinentes, de acuerdo con sus agencias regulatorias, organizaciones epidemiológicas y expertos. Este es un proceso largo que se debería haber llevado a cabo antes de que se diera la epidemia. En la situación actual, sería necesario acelerar mucho algunos de estos pasos.
-La epidemia del ébola en Liberia se descubrió el pasado marzo, y aún así la situación sigue empeorando. ¿Cree que la OMS ha reaccionado demasiado tarde?
-Si se hubiera dado una respuesta mucho más contundente al comienzo de la epidemia, seguramente no habría alcanzado dimensiones internacionales. Hay formas de detener este tipo de epidemias que han funcionado en muchas ocasiones anteriores. Pero en esta ocasión, la débil respuesta del gobierno y otras organizaciones involucradas ha resultado en una crisis internacional.
-Doctor Heymann, usted fue parte del equipo que luchó contra la primera epidemia del ébola en 1976. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
-Ahora entendemos que estas epidemias se pueden detener rápidamente sin medicinas y sin vacunas, pero para ello se requiere compromiso de los gobiernos y coordinación entre todos los grupos encargados de luchar contra el virus. Solo así se lograrán tomar las medidas necesarias para contener la situación.