“Varekai”, palabra del idioma de los gitanos que significa “en cualquier lugar”, seduce con su cohorte de seres mitológicos, animales de toda especie, gnomos y mucho color.
En su cuarta visita a la Argentina, el Cirque du Soleil estrenó en Buenos Aires su espectáculo “Varekai”. El nuevo show del circo itinerante más importante del mundo provocó admiración, adrenalina, adhesión a los ejecutantes, simpatía y goce por tanta magnificencia fríamente calculada.
“Varekai”, palabra del idioma de los gitanos que significa “en cualquier lugar”, seduce con su cohorte de seres mitológicos, animales de toda especie, gnomos y mucho color.
Con menos integrantes que en otras oportunidades (aunque igualmente el elenco es muy numeroso), “Varekai” aporta su cohorte de seres mitológicos, animales de toda especie, gnomos, individuos muy buenos y otros malísimos.
La línea narrativa es mínima y podría ser cualquier otra, pero aquí lo que hay es un fauno –jugado por un clown veterano y muy cómico- empeñado en favorecer los amores entre una especie de ángel de largas alas que llega del cielo (¿Icaro?) y una ninfa que emerge de las profundidades.
El es un experto volador que hace delicias con sus juegos en una red vertical que toma varias formas y ella una contorsionista que sobrecoge al público con unos ejercicios en que muchas veces parece tener la cabeza o cualquier parte de su cuerpo donde no debería estar.
Contrariamente a otros espectáculos del Cirque du Soleil, “Varekai” apunta mucho al humor –quizá porque su creador en 2002, Dominic Champagne, es un director teatral debutante en la empresa- y menos a la melancolía, como sucedía en “Saltimbanco”, su primera incursión rioplatense.
El Cirque du Soleil es un fenómeno que ocurre cada dos años y repite ceremonias de consumo que comienzan mucho antes de la función en enormes galerías comerciales aledañas a la carpa central.
El cirque se expandió rápidamente durante los años 1990 y 2000, período en el que contrató a 4 000 empleados en más de 40 países.
Los espectáculos del Cirque han sido acreedores a varios reconocimientos, incluyendo un premio Bambi (1997), un Rose d'Or (1989), un par de distinciones Drama Desk (1991 y 1998), tres galardones Gemini, cuatro Primetime Emmy y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, así como un reconocimiento en el Paseo de la Fama de Canadá.
Desde su aparición, Cirque du Soleil ha producido numerosos espectáculos aunque no fue sino hasta Saltimbanco, en 1992, que se comenzaron a idear diferentes clases de acuerdo a la naturaleza de cada show.
Generalmente, los espectáculos de carpa se realizan en promedio unas 325 veces al año; los empleados que contrata la empresa firman un acuerdo que tiene una duración de uno o dos años.
Originalmente concebido como un proyecto de un solo año de duración, Cirque du Soleil programó actuar en once ciudades de la provincia de Quebec durante trece semanas.
Tras ser contratado por Cirque, cada artista llega a un estudio/laboratorio creado por la empresa en febrero de 1997, el cual se halla en su sede en Montreal, donde pasa algunos meses en fase de entrenamiento antes de ser elegido para algún show.