Adam Riess compartió el Nobel de física este martes con Saul Perlmutter y Brian Schmidt. Los tres obtuvieron el premio por sus observaciones de explosiones de estrellas que transformaron la visión sobre el mundo y cómo podría terminar.
El astrónomo estadounidense Adam Riess en un principio pensó que su descubrimiento de que la expansión del universo está acelerándose y que le valió un premio Nobel era un error.
Riess compartió el Nobel de física este martes con Saul Perlmutter y Brian Schmidt. Los tres obtuvieron el premio por sus observaciones de explosiones de estrellas que transformaron la visión sobre el mundo y cómo podría terminar.
"Supuse que había cometido algunos errores. Pasé mucho tiempo analizando eso y no pude hallar un error", dijo Riess durante una teleconferencia con periodistas, añadiendo que luego le pidió a Schmidt y finalmente a su equipo de investigación que también revisaran su trabajo.
"Ninguno de nosotros pudo encontrar qué era lo que estaba errado y en un punto decidimos que tal vez esta era la forma del universo, que no estaba desacelerándose, estaba acelerándose", añadió.
El trabajo de los astrónomos mostró cómo el universo que emergió del Big Bang podría explotar tan lejos, congelándose en el camino, que "terminará siendo de hielo", dijo el comité del premio.
Su trabajo dio origen a la teoría de la energía oscura, una especie de gravedad inversa, que causa que se acelere la expansión. Hasta tres cuartas partes del universo están formadas por esta energía, pero qué es aún es materia de especulación.
Riess fue cauteloso sobre la predicción de que el mundo eventualmente se convertirá en hielo, sin energía.
"Es posible también que la energía oscura sea un fenómeno más complicado y que aún veamos algún cambio o una transición", comentó.
Riess, quien no llegaba a los 30 años cuando fue publicado el asombroso descubrimiento y actualmente es profesor de física y astronomía en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, dijo que estaba despierto cuando recibió la llamada telefónica de que había ganado el premio Nobel.
"Mi hijo de diez meses estaba haciendo ruido porque no estaba durmiendo bien y yo escuchaba esperando que se durmiera, pensando que serían como las 2 ó 3 de la mañana cuando el teléfono sonó", contó el astrónomo.
"Miré el reloj y me sorprendió que eran las 5.30. Inmediatamente pensé '¿no es cuando se supone que uno recibe la famosa llamada?'", añadió.