La propuesta parlamentaria cobra mayor fuerza por el hecho de que el país sudamericano organizará el próximo torneo, lo que permitirá a los brasileños seguir con tranquilidad a su equipo.
La Cámara de los Diputados de Brasil está analizando un proyecto de ley que, si es aprobado, declarará festivos los días que la selección de fútbol juegue en el Mundial.
El texto legal propuesto por el diputado Felipe Bornier persigue “oficializar lo que ya ocurre en la práctica: la paralización del país en los días de partido”, según recogió la Agencia Cámara (oficial). El diputado recordó que en los días de partido las calles de las ciudades de todo el país se quedan “desiertas” y las tiendas y comercios, con las puertas “semicerradas”.
Bornier también cree que esta medida puede contribuir al “fortalecimiento” de la identidad nacional y al reconocimiento del Mundial como el “acontecimiento máximo de celebración de la unidad” del pueblo brasileño. La propuesta será estudiada por las comisiones de Educación y Cultura, Turismo y Deporte y la de Constitución y Justicia, que si dan su visto bueno, la podrán aprobar sin necesidad de que pase por el pleno del Congreso.
Si la medida fuese aprobada, los brasileños se depararían con un mínimo de tres días libres extras cada cuatro años y un máximo de siete, en el caso de que la selección cinco veces campeona del mundo llegase a una nueva final o al partido por el tercer puesto.
Durante los mundiales, las principales ciudades brasileñas se quedan desiertas en el horario en el que se juegan los partidos, puesto que los brasileños suelen reunirse en bares, en casas o ante pantallas gigantes instaladas en plazas, playas y otros lugares estratégicos.
Algunas empresas permiten a sus empleados trabajar media jornada o nada, dependiendo del establecimiento y del horario al que se retransmitan los partidos por la televisión brasileña. En el Mundial de Sudáfrica, jugado el pasado julio, incluso el Banco Central autorizó a los bancos a cerrar sus puertas dos horas antes de lo habitual en los días de partido de la selección.
El próximo Mundial se celebrará precisamente en el autodenominado “país del fútbol” en 2014, por lo que la declaración de los festivos cobraría más sentido para permitir a los brasileños seguir a la Canarinha con mayor dedicación si cabe y sin preocuparse por jefes que pudieran dar prioridad a sus negocios por encima del balón.