Unos 60.000 espectadores abarrotaron el moderno estadio Olímpico, construido en lo que fue un área deprimida del este de la ciudad, y más de 1.000 millones de personas sintonizaron en todo el mundo una fiesta de tres horas de duración.
Londres. La esperada ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos comenzó este viernes con una gran cuenta atrás y el tañido de una campana gigante, dando paso luego a una exuberante y excéntrica celebración de la historia, el arte y la cultura británica.
En su última rueda de prensa antes de los Juegos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, alabó a la nación anfitriona.
"Gran Bretaña fue la cuna del deporte moderno", sostuvo Rogge, agregando que "ustedes inventaron el deporte moderno en la segunda mitad del siglo XIX".
Unos 60.000 espectadores abarrotaron el moderno estadio Olímpico, construido en lo que fue un área deprimida del este de la ciudad, y más de 1.000 millones de personas sintonizaron en todo el mundo una fiesta de tres horas de duración.
El centro del estadio se transformó en una idílica campiña inglesa con praderas, vallas, un molino de agua e incluso una casa con una chimenea humeante.
Un reparto de pastores, ovejas, gansos, perros y un equipo de cricket llenaron el escenario durante un prólogo que incluyó el sobrevuelo a baja altura de jets del equipo acrobático de la Fuerza Aérea.
El alcalde de Londres, Boris Johnson, trató de resumir la emoción que recorría la capital británica.
"La efervescencia está creciendo tanto que creo que el contador Geiger de la Olimpimanía va a romper el medidor", dijo a la multitud en Hyde Park, en el centro de la ciudad.
Entre la multitud había famosos, londinenses, visitantes extranjeros y dignatarios entre los que se contaba la primera dama estadounidense, Michelle Obama, además de presidentes, primeros ministros y miembros de la realeza europea.
Al final de la ceremonia, que incluye también discursos, el desfile de los atletas y el encendido del pebetero, la reina Isabel II declarará inaugurados los Juegos Olímpicos 2012.
Durante los próximos 17 días, el deporte cobrará protagonismo y más de 16.000 atletas de 204 países tratarán de alcanzar su sueño, el oro olímpico.
El director Danny Boyle, ganador de un Oscar por "Slumdog Millionaire", es el director del espectáculo, que ha costado 27 millones de libras (unos US$42 millones), menos de la mitad de lo que se estimó que costó la inauguración de Pekín 2008, con un estilo totalmente diferente.
La visión colorida y a menudo caótica de Boyle pretendía crear un caleidoscopio de lo que significa ser británico, una aproximación que podría agradar a la audiencia local pero sorprender a muchos extranjeros.
Titulado "Isles of Wonder" (Islas de Maravilla) e inspirado por "La tempestad" de Shakespeare, el espectáculo llevaba al público en un viaje desde la campiña inglesa a la revolución industrial y a la época contemporánea.
Lo que viene. Los Juegos también responderán la pregunta que se hacen los británicos: ¿valieron la pena los siete años de planificación, construcción y molestias, y una factura de US$14.000 millones durante una de las peores recesiones del país?
La cobertura de los medios de comunicación ha estado dominada en las últimas semanas por la empresa de seguridad G4S y su reconocimiento de que no podía aportar suficientes agentes para custodiar los recintos olímpicos, obligando a desplegar a miles de soldados extra a última hora, pese a tener un contrato multimillonario con el gobierno.
Los funcionarios antiterroristas han restado importancia a la posibilidad de que se produzca un atentado durante los Juegos y el primer ministro, David Cameron, dijo que la seguridad de las Olimpíadas era su prioridad.
"Es la mayor operación de seguridad en tiempos de paz de nuestra historia y no estamos dejando nada librado al azar", dijo.
Londres sufrió ataques suicidas en julio del 2005 en los que murieron 52 personas, y este año se cumplen 40 años de la masacre de Múnich 1972 cuando 11 miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados por milicianos palestinos.
Hasta el momento no se ha accedido a los llamamientos para un recuerdo oficial de la tragedia en la ceremonia inaugural.
El denso tráfico en el centro de Londres y los retrasos en el sistema ferroviario también se han sumado a las quejas.
Una serie de escándalos de dopaje también han manchado la imagen de los días previos a los Juegos, y se ha prohibido la participación de al menos 11 atletas, mientras que la saltadora griega Paraskevi Papachristou se convirtió en la primera "víctima de Twitter" cuando fue excluida por unos comentarios en la red social considerados racistas