Carlos Becerra, de 25 años, quedó en libertad siendo trasladado al Batallón Pichincha para un chequeo médico y el reencuentro con su familia. Presentaba una herida leve que se produjo durante el combate con la estructura guerrillera.
Bogotá. Este viernes las FARC dejaron en libertad al soldado Carlos Becerra Ojeda, quien había caído en poder de la columna móvil Jacobo Arenas de esa organización ilegal durante una emboscada que dejó cinco militares muertos y siete heridos, en la vereda San Pedro del municipio de Santander de Quilichao, el pasado 19 de diciembre. La privación de la libertad se produjo un día antes de que entrara en vigor el cese unilateral del fuego decretado por esa guerrilla.
La liberación del uniformado de 25 años, y quien se encuentra a punto de ser papá, se registró en el municipio de Jambaló (Cauca), en la vereda Zumbico, donde representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), de los países garantes de los diálogos de paz, Cuba y Noruega, y del gobierno, recibieron al soldado profesional tras adoptar el protocolo convenido con la guerrilla.
Después de quedar en libertad, el soldado Becerra fue trasladado al Batallón Pichincha, con sede en Cali, para un chequeo médico y reencontrarse con sus familiares. Según versiones preliminares, el uniformado presentaba una herida leve que se produjo durante el combate con la estructura guerrillera.
El presidente Juan Manuel Santos dijo a través de su cuenta en la red social Twitter que la “liberación del soldado Carlos Becerra es otro paso en la dirección correcta” y agregó que “esperamos que esta liberación sea muestra de la decisión irreversible de terminar el conflicto y que este tipo de sucesos no vuelvan a pasar”.
Entre tanto, a través de un comunicado divulgado el pasado jueves desde Cuba, las FARC anunciaron la liberación y dijeron que “se trata de un nuevo gesto de paz”. También, recordaron que el cese del fuego al que se comprometieron permanecerá vigente siempre y cuando sus filas no sean atacadas por las Fuerzas Armadas.
Incluso, en un comunicado publicado minutos después de la liberación, la guerrilla se refirió al lenguaje y las categorías legales que rodean al conflicto armado. “Insistimos en que la aceptación del estado de prisionero de guerra en el conflicto armado beneficia al capturado en combate al convertirlo en sujeto de derechos y protección, al tiempo que a la fuerza adversaria que captura la obliga a garantizarlos”, sostuvo esa organización.
El cautiverio de Becerra, a pesar de que se produjo antes del cese del fuego unilateral, provocó reacciones airadas del uribismo. Varios parlamentarios del Centro Democrático le pidieron al presidente Santos que suspendiera las negociaciones con la guerrilla hasta que Becerra estuviera con su familia.
Recordaba el uribismo que tan solo un mes atrás, con la privación de la libertad del general Rubén Darío Alzate, un soldado profesional y una civil en Chocó (también liberados), el propio mandatario había suspendido unilateralmente las conversaciones con la insurgencia. Por ejemplo, argumentaba el senador Ernesto Macías, “la vida del soldado Becerra vale tanto como la de Alzate”.