Enrique Peña Nieto (PRI) y Andrés Manuel López Obrador (PRD) ignoraron la artillería pesada que les lanzó la candidata oficialista Josefina Vázquez Mota en un intento por recuperar puntos tras caer al tercer lugar en las encuestas.
Guadalajara, México. A 20 días de las elecciones en México, el candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador libró un debate de guante blanco este domingo frente al favorito Enrique Peña Nieto, en una estrategia dirigida a ahuyentar la imagen de líder revoltoso que lo persigue desde que perdió la presidencia en el 2006.
López Obrador, que en el primer debate hacia las elecciones del 1 de julio acosó con ataques a Peña y a su fuerza política, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), esta vez se concentró en una propuesta con la que asegura hará crecer un 6% anualmente a la segunda economía latinoamericana.
Ambos ignoraron la artillería pesada que les lanzó la candidata oficialista Josefina Vázquez Mota en un intento por recuperar puntos tras caer al tercer lugar en las encuestas.
Vázquez, del derechista Partido Acción Nacional (PAN) -una fuerza conservadora que corre el riesgo de perder el poder tras 12 años de gobierno- dijo que Peña representa el regreso al autoritarismo y la corrupción, acusaciones que pesan sobre el partido que gobernó México por 71 años hasta el 2000.
La candidata recordó el pasado de López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), como miembro del PRI cuando era joven y fustigó su plan para impulsar la economía mediante medidas de austeridad y combatiendo a la corrupción.
"Tengo autoridad moral para hacerlo, tengo ganas y no me temblará la mano para hacerlo", dijo refiriéndose a su plan de recortar sueldos a la burocracia López Obrador, el único de los candidatos que ha subido en las últimas semanas en las encuestas, aunque Peña conserva una cómoda distancia.
En la encuesta diaria de la consultora GEA-ISA, Peña obtuvo un 37,6% de las intenciones de voto, seguido de López Obrador con 23,7 y Vázquez Mota con 20,5.
López Obrador perdió en el 2006 la presidencia frente al actual mandatario, Felipe Calderón, por un 0,56% de votos y tras los comicios denunció fraude y bloqueó por semanas una de las principales avenidas de la congestionada Ciudad de México, algo que muchos votantes aún no le perdonan.
"Hizo lo adecuado, porque si planteaba una estrategia de confrontación estaría construyendo una imagen similar a la que tenia hace seis años y reforzaría la idea que han estado difundiendo de su radicalización", dijo el analista político Khemvirg Puente, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Favorito sale intacto del debate. Por su parte, Peña Nieto salió sin despeinarse del debate, porque ninguno de sus rivales presentó alguna revelación relacionada con casos de corrupción que pudiera dañarlo, señaló.
"No se puede construir un futuro viendo en el retrovisor hasta atrás (...) No pretenda que su partido es el único que puede hacer gobierno en democracia", dijo Peña en una de sus pocas réplicas a los ataques de la candidata panista.
Los casos de corrupción entre gobernantes del PRI, que actualmente controla la mayoría de los estados del país, reflotaron en las últimas semanas luego de que autoridades de Estados Unidos y México congelaran bienes y cuentas bancarias al ex gobernador Tomás Yarrington y lo vincularan con el narcotráfico.
Horas antes del debate, decenas de miles de personas, sobre todo jóvenes, realizaron una manifestación por céntricas calles de la Ciudad de México para gritar consignas contra Peña, al que acusaron de recibir el apoyo de Televisa, la mayor cadena de televisión del país, para llegar a la presidencia.
El debate ocurre días después de la difusión de un artículo del periódico británico The Guardian que señaló que Peña habría pagado cifras millonarias a Televisa cuando fue gobernador del estado de México para promocionar su imagen, un plan en el que incluía desprestigiar a López Obrador.
Televisa y Peña rechazaron lo dicho por el diario.
En calles de Guadalajara también se realizó una protesta contra Peña y Televisa, donde los asistentes cerraron calles y coreaban frases como: "Pare de sufrir, no vote por el PRI" o "Cerebro sí, copete no", en alusión al cabello engominado del candidato, a quien sus detractores ven como un producto de mercadotecnia pero vacío de contenido.
En las encuestas aún es alto el número de personas que no han definido por quién votarán o que no responden, y el debate no pareciera haber ayudado demasiado a la definición, como en el caso de Carolina Valencia, de 23 años, empleada de una tienda de conveniencia que oía el debate en su celular mientras atendía a los clientes.
"Esta es la primera vez que quiero votar, pero no me anima ninguno. Por más que escucho y trato de entender qué es lo que proponen, no me prende nada", dijo desanimada.