Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) describen en el último número de la revista británica Nature un proceso que tiene lugar en las mitocondrias, encargadas de suministrar energía a las células, que juega un papel clave en la longevidad.
Londres. Un experimento ha logrado extender 60% la vida de gusanos al inhibir con antibióticos convencionales un mecanismo celular que también está presente en los mamíferos.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) describen en el último número de la revista británica Nature un proceso que tiene lugar en las mitocondrias, encargadas de suministrar energía a las células, que juega un papel clave en la longevidad.
El grupo liderado por el belga Johan Auwerx ha detectado un trío de genes concreto que participa en ese mecanismo y ha comprobado que, al disminuir una proteína en la que participan esos genes, es posible alargar el tiempo que vive un organismo.
Los ratones de laboratorio, que suelen vivir entre 356 y 900 días, dependiendo de variaciones genéticas que ocurren de forma natural, incrementaron su vida una media de 250 días después de que los científicos redujeran la expresión de ese trío de genes al 50%.
El equipo con sede en Suiza reprodujo esa variación en nemátodos de la especie Caenorhabidtis elegans, un gusano de un milímetro de longitud bien conocido en los laboratorios de genética, con resultados aún más significativos.
La vida media de un gusano pasó de 19 días a 30, un incremento del 60 por ciento que fue la pista definitiva para que los científicos concluyeran que la presencia de proteínas del ribosoma mitocondrial (MRP, en inglés) es inversamente proporcional a la longevidad.
La reducción de esas proteínas en ciertos momentos del desarrollo del organismo alarga su vida futura: "Hemos descubierto que esa reacción es más pronunciada si el desequilibrio en las proteínas, la reducción de MRP, se produce en una edad temprana", señaló Auwerx.
El responsable de la investigación subrayó además que ese efecto puede inducirse sin necesidad de manipular genéticamente a los gusanos, sino sencillamente "exponiéndolos a ciertas sustancias que ya están disponibles y que inhiben la función del ribosoma y provocan la reacción que deseamos", explicó.
"En otras palabras, las mitocondrias son sensibles a ciertos antibióticos que pueden prolongar la vida", afirmó el científico, que explicó cómo los gusanos modificados se movían el doble de lo habitual y tenían más energía durante su madurez, situada alrededor de los trece días de vida.
"Este estudio da esperanzas no solo para incrementar la longevidad, sino también para alargar la vitalidad en los adultos y hacerlo además con sustancias sencillas como antibióticos", señaló el científico.