Inmediatamente después de jurar, Mohamed Mursi se comprometió a respetar los tratados internacionales de Egipto - en un gesto que alude al pacto de paz con Israel- y dijo que su país trabajaría para ayudar a poner fin al baño de sangre en Siria.
El Cairo. El primer presidente islamista de Egipto, Mohamed Mursi, tomó juramento este sábado para llevar al poder a los Hermanos Musulmanes después de 84 años de lucha política, aunque los militares siguen resueltos a mantener su autoridad en el país.
Inmediatamente después de jurar, Mursi se comprometió a respetar los tratados internacionales de Egipto - en un gesto que alude al pacto de paz con Israel - y dijo que su país trabajaría para ayudar a poner fin al baño de sangre en Siria.
"Llevamos un mensaje de paz al mundo", dijo Mursi en su primer discurso como presidente, emitido en vivo por la televisión estatal. "Ponemos énfasis en el compromiso de Egipto con los tratados y acuerdos internacionales", declaró.
El ingeniero educado en Estados Unidos es el primer presidente civil de Egipto desde que los militares derrocaron al rey en el 1952.
Para el movimiento de los Hermanos Musulmanes que impulsó su candidatura y que fue vetado y reprimido bajo el mandato del ahora derrocado Hosni Mubarak, la llegada al poder de Mursi marca un cambio dramático de su rol político.
Israel ha seguido de cerca con inquietud el ascenso de los Hermanos Musulmanes en Egipto tras la caída de Mubarak, quien ayudó a mantener la paz con el Estado judío, incluso aunque las relaciones nunca fueron cálidas.
"Juro por Dios todopoderoso que protegeré sinceramente el sistema republicano y que respetaré la Constitución y la ley", dijo Mursi ante los magistrados de la Corte Suprema Constitucional, repitiendo las promesas vertidas el día antes ante sus partidarios en la Plaza Tahrir de El Cairo.
"Cuidaré los intereses del pueblo y protegeré la independencia de la nación y la seguridad de su territorio", señaló.
Mursi, de 60 años, prestó juramento ante la Corte Suprema Constitucional en lugar de hacerlo ante el Parlamento como es usual. La Cámara baja liderada por islamistas fue disuelta por ese mismo tribunal este mes en medio de una serie de medidas destinadas a asegurar la influencia de los militares.
Un decreto emitido por la junta militar restringió los poderes del nuevo presidente, negándole el rol de comandante supremo de las fuerzas armadas y el derecho a decidir sobre declaraciones de guerra o paz.
La medida también dio al consejo militar poderes legislativos hasta la elección de un nuevo Parlamento, además de derecho a veto sobre la redacción de una nueva Constitución.
Mursi expresó su disgusto mediante su juramentación simbólica en la Plaza Tahrir, un lugar clave de la revuelta egipcia, donde dijo que el pueblo sería la única fuente de poder, en un desafío a los generales que se consideran a sí mismos como los guardianes del Estado.
Luego de la ceremonia oficial, Mursi acudió a la Universidad de El Cairo en un podio usado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para dirigirse al mundo islámico en 2009.