Además de alterar la temporada más alta de la agenda turística anual, los problemas pusieron de relieve las dudas en torno a la seguridad y la preparación general como sede del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Rio de Janeiro. Las dos mayores capitales del carnaval en Brasil se preparaban para las celebraciones anuales el viernes, restaurando un ambiente festivo que las huelgas policiales de las últimas semanas habían amenazado con arruinar por temor a la violencia y los crímenes.
En Salvador, la ciudad del noreste donde las protestas policiales desataron un baño de sangre y caos a principios de mes, los residentes corrían a comprar las entradas y trajes que no se habían vendido durante los disturbios.
En Rio de Janeiro, donde una huelga pacífica igualmente puso en duda el carnaval, los cariocas se preparaban para los cientos de desfiles y fiestas que se organizan a lo largo y ancho de la ciudad cada año.
La perspectiva de normalidad es un alivio para los locales, las autoridades y la comunidad de negocios en dos de las ciudades más visitadas de Brasil.
Además de alterar la temporada más alta de la agenda turística anual, los problemas pusieron de relieve las dudas en torno a la seguridad y la preparación general de un país seleccionado como sede del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Los que viajaron a Brasil por el carnaval señalaron que hay pocas señales de que los incidentes con la policía puedan opacar la fiesta.
"El carnaval es pura alegría", dijo Mark Evans, un turista de 32 años de Los Angeles, California. Paseando por la tradicional vereda blanca y negra de Copacabana, Evans y su novia colombiana contaron que también planeaban asistir a los festejos de Salvador.
El carnaval, cuyas raíces se remontan a los últimos festejos antes del austero período católico de la Cuaresma, oficialmente comienza el viernes y dura hasta el miércoles.
Una huelga por reclamos salariales de la policía de Salvador este mes desató una oleada de crímenes en la tercera mayor ciudad de Brasil, con más de 150 asesinatos en 12 días.
Casos de saqueos, ataques y vandalismo obligaron a los residentes a quedarse en sus casas, a los comerciantes a cerrar sus tiendas y a muchos potenciales visitantes a cancelar sus planes.
Cada año, el carnaval atrae a unos 250.000 turistas extranjeros a Rio y casi el doble a Salvador.
Junto a los millones de locales que asisten a los festejos, los visitantes gastan más de 500 millones de dólares en Rio y más de 300 millones de dólares en Salvador, según las autoridades.
Mientras que la fiesta en Salvador es dirigida por enormes carrozas de carnaval que pasan a través de sus avenidas costeras, los desfiles oficiales de Rio se llevan a cabo en "corsódromos" con gradas tipo estadio de fútbol que se construyen para la ocasión.
En los últimos años, el gran negocio en torno al evento en Rio provocó una campaña de organizaciones populares para devolver el carnaval a las calles. Los "blocos" ahora le roban gran parte del espectáculo a la producción oficial.
Los blocos tienen nombres graciosos como "La Axila de Cristo" y "Dejo a mi esposa pero no a mi cerveza" y atraen a miles de leales seguidores que desfilan durante horas a través de las calles de Rio al ritmo de la samba.