El país más grande de América Latina está actuando de forma activa en las negociaciones climáticas globales de los últimos años, luego de tener una mayor influencia diplomática que creció con la importancia de su prosperidad económica.
Brasilia. Brasil redujo sus emisiones de gas de efecto invernadero en al menos un 34% durante los últimos cinco años y virtualmente cumple con su meta para el 2020, dijo este martes el gobierno, un mes antes que empiecen conversaciones climáticas globales en México.
En medio de las débiles esperanzas de que se alcance un pacto en la cumbre climática de Naciones Unidas en la ciudad vacacional mexicana de Cancún, Brasil quiere mostrar sus esfuerzos y presionar a otros para que hagan más.
El país más grande de América Latina ha tomado un papel más activo en las negociaciones climáticas globales en los últimos años luego de que su influencia diplomática creció en línea con la importancia de su prosperidad económica.
"Vamos a Cancún con nuestra cabeza bien en alto", dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante una ceremonia en que lanzó un fondo climático financiado con ingresos del petróleo.
"Somos uno de los pocos países que tiene resultados concretos que mostrar en esta área", declaró Lula.
Brasil redujo sus emisiones de gas de efecto invernadero a 1,78 gigatones (Gt) de gases equivalentes al C02 en el 2009, una reducción del 33,6 por ciento desde el 2004.
En la conferencia climática de la ONU el año pasado en Copenhague, Brasil prometió reducir sus emisiones a 1,7 Gt para el 2020.
La mayor economía de Latinoamérica por mucho tiempo fue considerada una de las mayores emisoras mundiales de gas de efecto invernadero, pero es probable que ahora haya caído varios lugares en el ranking internacional.
La mayor parte de la caída de las emisiones se debió de una reducción sustancial en la deforestación de la selva amazónica, que emite dióxido de carbono cuando los árboles se descomponen o queman.
El gobierno del presidente Lula ha intensificado el control de la mayor selva mundial en los últimos años, y redujo la deforestación a cerca de 7.000 kilómetros cuadrados en el período 2008/2009 desde un máximo de 27.379 kilómetros cuadrados en el lapso 2003/2004.
Las autoridades han multado a ganaderos y madereros ilegales, confiscaron sus productos, y les cortaron los préstamos bancarios. Las industrias de carnes y soja también han declarado vedas voluntarias sobre productos de áreas deforestadas en forma ilegal.
El mes próximo se espera que el gobierno anuncie otra caída en la deforestación del Amazonas de cerca del 29 por ciento en el período 2009/2010.
Nuevos desafíos. Pero con su economía creciendo más de un 7 por ciento por año, Brasil enfrentará nuevos desafíos para reducir o sólo frenar las emisiones en los próximos años.
"Alcanzaremos un punto donde se volverá difícil depender de la (caída de la) deforestación para obtener más reducciones de carbono", dijo Gilberto Camara, director general del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que mide la deforestación.
Las autoridades dijeron que el gobierno ahora necesita intensificar su lucha contra nuevas fuentes de emisión.
"Avanzamos mucho en los últimos años debido a la reducción de deforestación del Amazonas. Pero debemos reducir la deforestación en otros sitios y controlar las emisiones de gas invernadero en energía, agricultura e industria", dijo el ministro de Ciencia y Tecnología, Sergio Rezende.