Los mineros pasan estos momentos manteniendo los últimos diálogos con sus familias antes del rescate, hacen ejercicios, siguen una dieta estricta y muestran cierto nerviosismo sobre el plan.
Copiapó. Las familias de los 33 mineros atrapados en Chile comenzaron este lunes lo que esperan sea la última semana de vigilia para poder reencontrarse con ellos, mientras el gobierno se alista para iniciar el rescate final.
Durante la madrugada de este lunes, se completó la instalación de unos enormes tubos que recubrirán parte del túnel de 622 metros que fue perforado para lograr hacer contacto con los mineros, que llevan casi 70 días sin ver la luz.
Se trata de una medida de seguridad que busca evitar una desgracia en la última etapa de la operación, en la que el mismo presidente Sebastián Piñera se ha involucrado personalmente.
Mientras se acerca el día del rescate, que según las autoridades podría iniciarse este miércoles y durar dos días, crece el nerviosismo entre los mineros, la ansiedad y el cansancio entre las familias y la expectativa de la prensa internacional, que cubre esta cautivante historia de supervivencia.
Mientras esperaba en línea para recibir una de las raciones de comida que el gobierno local distribuye entre los más de 1.500 habitantes del Campamento Esperanza, que rodea la mina y está copado por los móviles de la prensa, Alicia Campos hacía gestos de dolor.
"Estoy muy cansada, fueron demasiados días, muchos días de estar haciendo nada, sólo esperando, ahí sentada", dijo Alicia, la madre del minero Daniel Herrera.
Ella será una de las personas que estará esperando a Daniel cuando sea finalmente rescatado.
Asegura que no quiere que su hijo vuelva a pisar una mina. "Pero no sé qué va a hacer él", agregó, mientras tomaba su largo cabello negro y se acomodaba el abrigado sweater que usa para protegerse del frío nocturno del Desierto de Atacama, uno de los más áridos del planeta.
Salir a la superficie. Una vez que ya se concluyó la instalación de los tubos que refuerzan el ducto, el gobierno enfrentará la última prueba de fuego: debe garantizar que las cápsulas que diseñó para sacar a los mineros podrán subir y bajar sin problemas a través del ducto.
El rescate, que la primera dama chilena Cecilia Morel comparó con un parto, implica que las personas atrapadas se introducirán en una estructura tubular de hierro de cuatro metros de largo y ruedas en su exterior, para luego ser izadas desde la superficie.
Pero antes, los rescatistas enviarán vacía la cápsula -bautizada "Fénix"- para cerciorarse que podrá completar todo el recorrido.
Luego enviarán al fondo de la mina a un par de rescatistas, que permanecerán allí abajo coordinando las tareas.
Los mineros, mientras tanto, pasan estos momentos manteniendo los últimos diálogos con sus familias antes del rescate, hacen ejercicios, siguen una dieta estricta y muestran cierto nerviosismo sobre el plan.
Según medios locales, los familiares de al menos dos mineros dijeron que ninguno de los 33 quiere salir en primer lugar. No quieren ser el conejillo de indias.
En el otro extremo, existe una pugna entre algunos miembros del grupo de trabajadores más fuertes para ser el último en salir, según comentó el ministro de Salud Jaime Mañalich el domingo.
El último en dejar el lugar tendría el honor de ser la persona que más tiempo sobrevivió bajo tierra tras un accidente minero.
Mañalich dijo a la televisión estatal que "este lunes les daremos a los mineros el orden de salida a la superficie" y aseguró que ya estén elegidos los cuatro mineros que conformarán el primer grupo en salir, que son los más hábiles y que podrían ayudar a los rescatistas a corregir problemas del sistema de izado.