En 1984, Potts, entonces miembro de los Panteras Negras, secuestró un avión en el aeropuerto de Newark y con una pistola obligó al capitán a que lo desviara de su destino, Miami, para volar a La Habana.
Miami. El estadounidense William Potts, culpable de secuestrar en 1984 un avión de pasajeros y desviarlo a Cuba, fue condenado a 20 años de cárcel en un tribunal de Miami (EE.UU.), aunque es improbable que cumpla la sentencia completa, informó un fuente judicial.
Potts, que había regresado en noviembre pasado a Miami para entregarse a las autoridades estadounidenses, se declaró en mayo pasado culpable del cargo de secuestro para intentar flexibilizar la sentencia, tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía.
Tras escuchar el testimonio emotivo de Pott en el que pedía perdón y piedad, Michael Moore, juez encargado del caso, otorgó crédito al acusado por los 13 años que pasó en una cárcel cubana, pese a que este confiaba en ser recibido en la isla como un héroe.
"Si usted me da solo una oportunidad, juez, le haré sentirse orgulloso. Le ruego, por favor, que me permita regresar con mis hijos", apeló al corazón de Moore.
En 1984, Potts, entonces miembro de los Panteras Negras, secuestró un avión en el aeropuerto de Newark y con una pistola obligó al capitán a que lo desviara de su destino, Miami, para volar a La Habana.
Según los documentos de la acusación, Potts "amenazó con hacer volar el aparato y disparar contra los pasajeros si el avión aterrizaba en Miami". Además, exigió la entrega de cinco millones de dólares.
Tras la amenazas, el piloto decidió volar a La Habana, donde las autoridades de la isla entraron en el avión y salieron escoltando al estadounidense, que fue detenido y condenado a penas de cárcel.
Una vez cumplida la pena y después de trabajar durante años como agricultor, Potts que se casó en Cuba y tuvo dos hijas, decidió en noviembre de 2013 regresar voluntariamente a Estados Unidos y entregarse a las autoridades, tras recibir un pasaporte de la Sección de Intereses (SINA) estadounidense en la isla.
De los 29 años que Potts ha vivido en Cuba, 13 de ellos los ha pasado en la cárcel.
Antes de salir de Cuba, Potts, quien se llamaba a sí mismo "Teniente Espartaco", aseguró que su intención era cerrar el caso, por lo que esperaba convencer a las autoridades estadounidenses de que tomasen en cuenta los años que pasó en las cárceles cubanas.