La destrucción de la porción brasileña de la selva tropical más grande del mundo cayó un 11% a 6.238 kilómetros cuadrados en el período de 12 meses, según mostraron datos satelitales del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil.
La deforestación en la región amazónica de Brasil cayó a su nivel más bajo en 23 años en lo transcurrió del año hasta julio, dijo este lunes el Gobierno, atribuyendo el descenso a su postura más severa contra la tala ilegal.
La destrucción de la porción brasileña de la selva tropical más grande del mundo cayó un 11% a 6.238 kilómetros cuadrados en el período de 12 meses, según mostraron datos satelitales del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil.
Eso es menos que un cuarto del área que fue destruida en 2004, cuando la tala realizada por los agricultores para ampliar sus terrenos para las operaciones de ganadería y plantaciones de soja alcanzó un máximo reciente.
Brasil ha aumentado su supervisión y políticas de defensa de la Amazonía en los últimos años, pero la mejoría ha sido impulsada en parte por un crecimiento económico mundial más lento que ha reducido la demanda y los precios de la producción agrícola del país.
La mejoría en general en 2010/11 oculta preocupantes aumentos en algunos estados amazónicos como Rondonia, donde la deforestación se duplicó frente al año previo. La tala de la selva en el estado agrícola de Mato Grosso aumentó un 20%.
"Algunos estados aún son extremadamente delicados", dijo la ministra de Medioambiente, Isabel Teixeira, a reporteros. "Rondonia debe ser aclarado, necesitamos entender qué ha causado el cambio en su perfil", agregó.
Dos grandes represas hidroeléctricas se están construyendo en Rondonia, lo que ha fomentado la economía local y ha atraído a trabajadores migrantes.
La baja en la deforestación se da mientras el Congreso de Brasil debate una modernización de la ley de tierras que según ecologistas daría un severo revés a los esfuerzos de conservación. Se espera que el Senado apruebe el nuevo código forestal en los próximos días.
El influyente grupo de cabildeo agrícola de Brasil dice que la reforma, que flexibilizaría los requisitos medioambientales a los dueños de terrenos, es necesaria para poner fin a una incertidumbre generalizada sobre las normas actuales que según los agricultores es una carga para la producción.