El cadáver se debe envolver en dos paños impregnados en formalina, señala el manual. La formalina es un desinfectante muy potente, que deja inactivos a virus y bacterias.
En la noche del martes (14.10.2014) se dio a conocer la triste noticia del fallecimiento del paciente enfermo de ébola que se encontraba en la Clínica de Leipzig. Se trata de un empleado de la ONU, de 56 años, que contrajo ese mal. Según informa el periódico alemán Bild, el cadáver del hombre será incinerado siguiendo una norma del Instituto Robert Koch (RKI). Sin embargo, una portavoz del RKI dijo en entrevista con Deutsche Welle que “el tratamiento de personas fallecidas no forma parte de las tareas del Instituto Robert Koch”.
Como parte de una estrategia a nivel nacional para responder a peligros biológicos, la Oficina alemana de Protección Civil y Ayuda en Catástrofes redactó un manual de 800 páginas en el que, entre otras cosas, se describen las medidas a tomar con los cadáveres de personas fallecidas de un virus mortal. Pero su aplicación es decisión de cada uno de los estados alemanes. En el caso de Leipzig, es de Sajonia.
Según el manual de Protección Civil, en Alemania “no se permite, por lo general, el embalsamamiento de los cadáveres de pacientes que sufrieron una enfermedad altamente infecciosa”. Asimismo, está prohibido despedirse de los deudos abriendo el ataúd -algo poco usual en Alemania, pero que en otros países es muy común- ya que los restos mortales de esos enfermos son sumamente contagiosos. Quien toque un cadáver puede contagiarse, por ejemplo, con el virus del ébola. Por eso se recomienda tener mucho cuidado al personal médico y al que trabaja en institutos de sepelios.
El cadáver se debe envolver en dos paños impregnados en formalina, señala el manual. La formalina es un desinfectante muy potente, que deja inactivos a virus y bacterias. A continuación, el extinto debe ser tapado por “dos folias plásticas totalmente cerradas, que no dejen pasar ningún tipo de humedad”. El cadáver solo puede ser transportado cuando que el desinfectante haya hecho efecto. El ataúd se deberá rotular con un símbolo que indique que se trata de un contenido peligroso y “altamente infeccioso”.
Ventajas de la cremación. En el manual del gobierno alemán, sin embargo, no se menciona la obligación de incinerar el cadáver. Solo se refiere a que “es preferible la cremación al entierro”. El Instituto de Protección Laboral y Medicina del Trabajo (BAUA) de Alemania, cuya tarea es proteger a las personas que se desempeñan en el tratamiento de cadáveres, también duda de que la cremación deba ser obligatoria. Pero, por supuesto, es más segura, ya que la mayoría de los virus no resiste el calor. “Los virus viven y se multiplican en lugares fríos, oscuros y húmedos”, dijo Thomas Mertens, presidente de la Sociedad alemana de Virología en entrevista con Deutsche Welle. Las complejas macromoléculas de las que están formados se descomponen con el contacto con el fuego y son destruidas.
El frío, sin embargo, mantiene vivos a los virus durante muchos años, como lo demostró el megavirus que descubierto a comienzos de año, que fue desenterrado por los investigadores del permafrost, o capa de hielo permanente. Luego de 30.000 años de congelamiento, el virus todavía estaba en actividad y podía infestar a las células.
Es decir, que un entierro no terminaría con la capacidad de diseminación y contagio del virus del ébola. “El peligro consiste en que a alguien se le ocurra desenterrar el cadáver con intenciones, por ejemplo, suicidas”, dijo un portavoz de la BAUA.