Comandantes estadounidenses en Afganistán están analizando su propia frontera con México, fuertemente controlada, como parte de una campaña para contener el paso de militantes talibanes que cruzan desde Pakistán para sumarse a la creciente insurgencia.
Harana, Afganistán. Comandantes estadounidenses en Afganistán están analizando su propia frontera con México, fuertemente controlada, como parte de una campaña para contener el paso de militantes talibanes que cruzan desde Pakistán para sumarse a la creciente insurgencia.
Las fuerzas estadounidenses dicen que están considerando emplear sensores y sistemas de radar similares a los que usan en el área limítrofe con México para controlar las rutas de escape a lo largo de la porosa frontera de 2.430 kilómetros entre Afganistán y Pakistán.
Washington está comprometido a iniciar la retirada de algunos de sus 100.000 soldados este año y los comandantes buscan evitar que las rutas de suministro enemigas colaboren con una creciente insurgencia proveniente de los refugios seguros en el cinturón tribal de Pakistán.
"Estamos analizando diferentes métodos, técnicas, tecnología que nos pueda facilitar eso", dijo el coronel Sean Jenkins, comandante de la Fuerza de Tareas Currahee en la remota provincia del límite sureste de Paktika.
Alternativas de vigilancia. Las autoridades estadounidenses usan sistemas de vigilancia móviles, aviones no tripulados y 20.000 agentes de frontera en camiones y caballos para contener la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y la expansión de la violencia provocada por la droga a lo largo de los 3.140 km de frontera que comparten con México.
Las fuerzas del país norteamericano admiten que hasta el momento han luchado por frenar la infiltración de militantes talibanes desde Pakistán, que a menudo llegan desde las montañas en el este para atacar en el interior de Afganistán y en la capital Kabul.
La violencia ha aumentado en las últimas semanas en todo el país, antes de una esperada ofensiva talibán de primavera.
La semana del 24 de febrero, al menos 30 personas murieron en un ataque suicida en la provincia norteña de Kunduz y otras 40 perdieron la vida en la ciudad oriental de Jalalabad. El lunes, seis miembros de la coalición liderada por la OTAN murieron en ataques separados en el sur, este y oeste.
El Ejército estadounidense dice que espera que un "realineamiento" de fuerzas en el este, incluyendo alrededor de 6.000 soldados adicionales desplegados el año pasado como parte de un envío extra de 30.000 hombres ordenado por el presidente Barack Obama, ayude a interrumpir el cruce de insurgentes.
Jenkins dijo que está investigando métodos desde el radar iIndicador de blancos móviles en el terreno (GMTI por su sigla en inglés) hasta simplemente volar un camino para hacerlo intransitable. "Algunos de los más pequeños, si confirmamos que son usados por el enemigo, los destruimos, (y) colocamos una roca de dos toneladas en el medio", explicó.