El avión no tripulado Predator-B está localizado en el Centro de Operaciones de Seguridad Aérea Nacional en Sierra Vista, unos pocos kilómetros al norte de la frontera con México al sureste de Arizona, dijo la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
Sierra Vista, EE.UU. Las autoridades estadounidenses tomaron posesión el martes de un nuevo avión no tripulado de alta tecnología para tareas de sobrevuelo y vigilancia de la frontera de Arizona, buscando a traficantes de drogas e inmigrantes ilegales que cruzan desde México.
El avión no tripulado Predator-B está localizado en el Centro de Operaciones de Seguridad Aérea Nacional en Sierra Vista, unos pocos kilómetros al norte de la frontera con México al sureste de Arizona, dijo la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
El nuevo avión aumenta a seis la flota de aparatos no tripulados de la agencia para vigilar los cerca de 3.200 kilómetros de frontera suroeste con México. Cuatro tienen su base en el centro de Arizona y dos más sobrevuelan la frontera desde Corpus Christi, Texas.
"Las misiones de estos dos centros permitirán a CBP desplegar sus aviones no tripulados desde la punta oriental de California a lo largo de las tierras fronterizas con México de Arizona, Nuevo México y Texas", dijo la agencia en un comunicado.
Los aviones no tripulados están equipados con herramientas que incluyen poderosas cámaras de visión diurna y nocturna, que permiten a los operadores detectar incursiones de traficantes de drogas e inmigrantes ilegales a través de la frontera desde México.
Las operaciones de vigilancia del programa han llevado a la incautación de alrededor de 46.600 libras de drogas ilegales y 7.500 detenciones a lo largo de la frontera del sudoeste.
El año pasado, los arrestos de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera suroeste hacia el norte se redujeron a 327.577, su nivel más bajo desde 1972, cuando el presidente Richard Nixon estaba en la Casa Blanca.
Los factores del fuerte descenso incluyen una aplicación más estricta de las normas en la frontera y en los lugares de trabajo, una débil economía estadounidense que proporciona menos empleos a los trabajadores indocumentados y el aumento de la violencia de los carteles de drogas en México, lo que hace el viaje al norte más peligroso, de acuerdo a los analistas.