Para los crímenes de sangre en Irán rige la ley Ghessas, que otorga a la familia de la víctima el derecho a venganza. Y la familia del fallecido rechazó indultar a la joven.
La iraní Rejhaneh Yabbari, que mató a su presunto violador con un cuchillo, fue ejecutada esta madrugada en la horca por asesinato, según confirmó este sábado la fiscalía de Teherán. La Justicia iraní había intentado evitar la ejecución por el revuelo generado en torno al caso, que saltó a los titulares de la prensa internacional. Diversas organizaciones pidieron repetir el juicio e incluso la Unión Europea instó a las autoridades iraníes a revocar la decisión judicial y celebrar un nuevo proceso.
Pero para los crímenes de sangre en Irán rige la ley Ghessas, que otorga a la familia de la víctima el derecho a venganza. Y la familia del fallecido rechazó indultar a la joven. "¡Han ahorcado a mi hija, han ahorcado a mi hija!", se lamentó a Efe entre sollozos la conocida actriz iraní Shole Pakravan, madre de Yabbari, que esperaba este trágico final desde principios de este mes, tras las reiteradas negativas a perdonarla de la familia de la víctima.
Versiones contradictorias. Según la versión de Yabbari, que en el momento de su ejecución tenía 26 años, fue a decorar la vivienda de dos clientes en el norte de Teherán. Cuando uno de ellos, un médico que había trabajado para los servicios secretos del país, intentó violarla, se defendió matándolo con un cuchillo. Los hechos sucedieron en 2007.
Durante la investigación la policía no logró establecer pruebas concluyentes de que se produjera violación y, al parecer, el hombre fue apuñalado por la espalda mientras rezaba. En el tribunal se habló además de una "relación inmoral" entre la joven, de entonces 19 años, y su posterior víctima. "Quiero que el derecho de la sangre de mi padre se cobre lo antes posible", declaró a Efe hace dos semanas Yalal Sarvandí, hijo de la víctima.