Al menos 666.500 personas han sido afectadas por intensas lluvias y el desborde de ríos principalmente en el centro y norte del país, generados por el calentamiento del mar del Pacífico mayor al esperado frente a las costas de Perú y Ecuador.
Carapongo, Perú. En medio de una hilera de carpas de plástico en las afueras de la capital de Perú, Martha Llanos recibe una ración de comida y agua para ella y sus tres hijos luego de haber perdido su casa por las peores inundaciones del país en dos décadas.
Pero la mujer de 43 años dice que le preocupa más ahora el agua empantanada en el barrio pobre donde vivía al este de Lima, por las enfermedades e insectos que podrían brotar en condiciones de insalubridad.
"Mi hija de dos años me dice mamá me duele la barriga y no tengo medicinas. No se qué hacer", dijo Llanos, quien al pie de su carpa se alista a comer arroz, papa seca y un trozo de pollo.
Al menos 666.500 personas han sido afectadas por intensas lluvias y el desborde de ríos principalmente en el centro y norte del país, generados por el calentamiento del mar del Pacífico mayor al esperado frente a las costas de Perú y Ecuador.
Según el último reporte de daños publicado el miércoles por la noche, 84 personas han muerto desde que comenzó el periodo de lluvias en diciembre. La mitad de las víctimas fueron en marzo.
En la localidad de Carapongo, a unos 25 kilómetros al oeste de la ciudad de Lima, columnas de cemento o paredes de ladrillos que fueron parte de viviendas aún resisten en medio del lodo que dejó un alud a pocos metros del río Rímac o río Hablador.
La casa de Víctor Chuco Condor, un taxista de 60 años que tiene siete hijos, es una de ellas y ahora con la ayuda de una brigada del Ejército espera albergar de nuevo a sus inquilinos.
"Nos agarró desprevenidos. Tuvimos que romper el techo de calamina (latón) para salir. Perdí todas mis cosas", dijo Chuco Condor, quien dice que el mismo construyó su vivienda hace dos décadas. "Lo importante es que estoy vivo", agregó.
Brigadas del ministerio de Salud pasan de carpa en carpa para vacunar a los afectados y evitar enfermedades que vienen junto a los desastres naturales por falta de agua e higiene.
"Estamos viendo algunas heridas y la vacuna es para evitar el tétano. Hay niños con diarreas y el dengue puede aparecer por los insectos", dijo la trabajadora de salud Elsa Asto Bendezú.
Récord histórico. Y el temporal parece no cesar. La temperatura del mar del Pacífico frente a la costa norte peruana está en 5 o 6 grados por encima del promedio normal y las fuertes lluvias podrían continuar hasta abril, según las autoridades del clima.
En la región de Piura, zona desértica y una de las más calurosas de Perú, las lluvias fueron en magnitud mucho mayor al último fenómeno climático de El Niño entre 1997 y el 1998 que golpeó fuertemente al país minero.
Abraham Levi, un experto del tiempo, dijo a Reuters que el volumen de las precipitaciones del miércoles en Piura, que se prolongó hasta 12 horas, superaron incluso el acumulado de dos años de lluvias de un periodo normal sin fenómeno climático.
Pese a que la mayoría de las casas derruidas en Carapongo están casi al borde del río, muchos no piensan abandonarla y no temen a que otro temporal podría cobrarles sus vidas.
"Aquí tenía mi negocio pero el río se lo llevó. Pero no voy a dejar mi casa, voy a luchar", dijo Verónica Ventura, una madre soltera de 33 años con tres hijas, mientras recuperaba entre el barro tres botellas de bebidas gaseosas de su sepultada tienda.
El panorama se agravó la última semana con la destrucción de miles de kilómetros de carreteras y la caída de muchos puentes que han aislado ciudades enteras de Perú; mientras que el sector minero, clave para la economía local, ya comenzó a sentir los efectos con suspensión de sus despachos.
El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski ha desplegado a todo su gabinete a las zonas afectadas para coordinar la ayuda humanitaria y las donaciones de alimentos que han llegado desde Gobiernos como Colombia, Chile, Ecuador, Argentina y Venezuela.
Pero incluso en Lima aún hay problemas en el suministro de agua potable y las clases escolares continúan suspendidas.
"El mayor problema en zonas afectadas sigue siendo el agua", dijo el jueves el ministro de la Producción, Bruno Giuffra.