Un frente frío en la costa sudeste, cerca de Sao Paulo y Río de Janeiro, trajo fuertes lluvias el domingo, lunes y martes a la mayor parte de la zona, además del centro oeste agrícola.
Sao Paulo. Fuertes lluvias durante los cuatro días y medio de Carnaval ofrecieron un primer alivio en meses a la zona sudeste de Brasil, castigada por la sequía, pero es poco probable que hayan acabado con los temores a racionamientos de agua y electricidad en el país.
Un frente frío en la costa sudeste, cerca de Sao Paulo y Río de Janeiro, trajo fuertes lluvias el domingo, lunes y martes a la mayor parte de la zona, además del centro oeste agrícola.
El sudeste de Brasil es la zona más poblada y económicamente más desarrollada, y junto con el área centro oeste produce la mayoría de la soja, el café, la azúcar y las naranjas que exporta el país.
La incertidumbre por la sequía y sus consecuencias en el empleo, la salud pública y la calidad de vida en general han oscurecido el ánimo de los brasileños, en momentos en que la economía pasa por dificultades y la popularidad de la presidenta Rousseff está en mínimos históricos.
A pesar de las lluvias recientes, las precipitaciones tendrían que continuar sobre el promedio durante meses para volver a llenar las casi vacías reservas de agua para consumo y para plantas hidroeléctricas.
El nivel de los depósitos de agua de Sabesp, que maneja la mayor parte del suministro y el alcantarillado en el estado de Sao Paulo, subió 0,8% de martes a miércoles, pero está sólo al 20,4% de su capacidad, dijo la empresa.
El depósito de Cantareira, del que se abastecen muchos de los casi 20 millones de habitantes del área metropolitana de Sao Paulo, subió 0,6%, pero sigue sólo al 8,9% de su capacidad.
Los niveles son extremadamente bajos a pesar de que las lluvias en el mes han superado los promedios en Sao Paulo.
Muchos brasileños están acopiando agua en sus apartamentos y tomando otras medidas en anticipación de un posible racionamiento que deje los grifos secos por cuatro a cinco días a la semana.
Otras ciudades del sudeste de Brasil, como Río, se enfrentan a panoramas menos sombríos, pero aún así podrían sufrir un racionamiento, según expertos y funcionarios.
La lluvia en ocho de las diez zonas agrícolas que sigue la consultora de clima Somar, que no incluyen al estado de Sao Paulo, estaba bajo el 50% del promedio de precipitaciones para febrero.
Los consumidores brasileños esperan que se les pida que disminuyan el uso de electricidad o afronte apagones en los próximos meses. Los niveles de agua en los depósitos de las presas hidroeléctricas del sudeste y el centro oeste están en 18,7% de su máximo, lo que es un mínimo de al menos 16 años.