Las fuerzas del gobierno libio que intentan sofocar la revuelta rebelde en la estratégica costa petrolera del país atacaron una localidad clave este lunes, en medio de los esfuerzos por evitar que se agrave la crisis humanitaria y el masivo éxodo de refugiados.
Ras Lanuf, Libia. Las fuerzas del gobierno libio que intentan sofocar la revuelta rebelde en la estratégica costa petrolera del país atacaron una localidad clave este lunes, en medio de los esfuerzos por evitar que se agrave la crisis humanitaria y el masivo éxodo de refugiados.
Naciones Unidas dijo que más de un millón de personas que huyen de Libia o están dentro del país necesitan ayuda humanitaria y que las condiciones en Misrata, una localidad en manos rebeldes, son particularmente preocupantes luego de ataques de las fuerzas leales a Muammar Gaddafi.
Ofreciendo una potencial rama de olivo a los rebeldes que quieren poner fin al largo gobierno de Gaddafi, uno de sus socios reclamó un diálogo a los jefes de la oposición, en una señal de que el veterano líder podría estar dispuesto a ceder en un levantamiento sin precedentes.
La oferta, rápidamente rechazada por los rebeldes, coincidió con una renovada advertencia de Gaddafi, que dijo a las naciones europeas ubicadas al norte del Mediterráneo que si él cae "van a tener inmigración, miles de personas de Libia invadirán Europa".
Un avión de guerra lanzó un ataque aéreo en las afueras de la terminal exportadora de petróleo Ras Lanuf, a 600 kilómetros al este de la capital Trípoli el lunes, dijeron testigos. La zona se encuentra en manos rebeldes.
"Hubo un avión, disparó dos cohetes y no hubo muertos", dijo Mokhtar Dobrug, un combatiente rebelde que vio el bombardeo, a Reuters. El ataque ocurrió en uno de los dos puestos de control de la ciudad.
El incidente, al igual que otros combates recientes, fue desganado y errático, con pequeños grupos enfrentándose al estilo de la lucha guerrillera. Los ataques aéreos han sido intermitentes y los bombardeos a menudo imprecisos.
Potencial alargamiento del conflicto. Pero la resistencia de las tropas de Gaddafi frente a las protestas que comenzaron a mediados de febrero y su capacidad de lanzar contraataques en una carretera costera clave elevaron el riesgo de que el país caiga en un prolongado baño de sangre.
"Es claro que el Gobierno siente un impulso favorable", dijo el analista militar Shashank Joshi, del Royal United Services Institute de Gran Bretaña.
"Las fuerzas del Gobierno tienen más movilidad que los rebeldes gracias a los puentes aéreos y un aceptable volumen de transporte terrestre", agregó.
La ONU y la Unión Europea están enviando misiones de investigación a la nación del norte de Africa, donde reportes de residentes sobre ataques de las fuerzas de seguridad contra civiles desataron una investigación de crímenes de guerra y provocaron indignación internacional.
Decenas de miles de personas huyeron de la violencia en Libia y cruzaron la frontera hacia Túnez desde que comenzó la represión contra la revuelta.
Los rebeldes han pedido ataques aéreos respaldados por la ONU contra supuestos mercenarios africanos usados por Gaddafi para aplastar el levantamiento contra su mandato de 41 años.
El gobierno dice que está luchando contra terroristas de Al Qaeda y sostiene que sus fuerzas de seguridad dirigieron sus ataques sólo contra individuos armados que asaltaron instituciones estatales y depósitos.