En tanto, la policía de El Cairo se enfrentó con manifestantes que pedían el fin del Gobierno militar por tercer día consecutivo este lunes y fuentes de la morgue dijeron que los disturbios dejaron 33 muertos, muchos de ellos por heridas de bala.
El Cairo. El consejo militar gobernante de Egipto está en la búsqueda de un acuerdo sobre un nuevo primer ministro antes de aceptar la renuncia presentada por el gabinete de Essam Sharaf, dijo este lunes a Reuters una fuente militar.
No habrá ningún anuncio formal hasta que el consejo llegue a un acuerdo sobre el candidato, agregó la fuente sin dar detalles.
En tanto, la policía de El Cairo se enfrentó con manifestantes que pedían el fin del Gobierno militar por tercer día consecutivo este lunes y fuentes de la morgue dijeron que los disturbios dejaron 33 muertos, muchos de ellos por heridas de bala.
Al caer la noche, decenas de miles de personas colmaron la plaza Tahrir, el epicentro de la revuelta que terminó con el régimen de Hosni Mubarak en febrero, pese a los choques que pusieron en peligro las primeras elecciones parlamentarias libres en décadas.
Los manifestantes mostraron casquillos de bala en la plaza, donde la policía usó bastones y gases lacrimógenos para dispersar el sábado una protesta primero dominada por islamistas pero luego conducida por jóvenes activistas con ideas seculares.
La policía negó haber usado municiones reales.
Fuentes médicas de la principal morgue de El Cairo dijeron que desde el sábado recibieron 33 cuerpos, en su mayoría con heridas de bala. Al menos 1.250 personas resultaron heridas, indicó una fuente del Ministerio de Salud.
"Vi a la policía golpeando a mujeres de la edad de mi madre. Quiero que termine el Gobierno militar", dijo Mohamed Gamal, de 21 años.
Los generales fueron considerados como defensores de la revuelta que derrocó a Mubarak, pero la hostilidad hacia su Gobierno comenzó a crecer desde entonces, sobre todo por los intentos de fijar nuevos principios constitucionales que mantendrían al Ejército de forma permanente más allá del control civil.
El Ejército conservará el Ejecutivo hasta los comicios presidenciales, que se celebrarían a fines del 2012 o principios del 2013.
La policía lanzó gases lacrimógenos y atacó un hospital de campaña improvisado, mientras los manifestantes rompían el pavimento para lanzarle trozos de cemento a las fuerzas de seguridad.
"No vayan allí, van a terminar siendo mártires como los otros", decían los manifestantes a las personas que salían de la estación de tren subterráneo en la plaza Tahrir.
Dudas sobre elección. La violencia puso en duda las elecciones parlamentarias, una votación escalonada que comienza el 28 de noviembre. El Ejército insiste en que la violencia no demorará el proceso, aunque el malestar podría minar su legitimidad.
En una aparente concesión a los manifestantes, el consejo militar promulgó una ley para prohibir que "aquellos que trabajan para corromper la vida política y dañar los intereses de la nación" ejerzan cargos.
Es improbable que el anuncio satisfaga a los partidos políticos y activistas que exigieron una restricción total contra ex miembros del difunto partido de Mubarak, el Partido Nacional Democrático.
"Esta es una medida insignificante del consejo militar. De hecho, esta es una cachetada en la cara para los manifestantes y aquellos que murieron para pedir libertad y respeto", dijo el activista Mohamed Fahmy.
Algunos en Egipto creen que el frágil estado de la seguridad es parte de una táctica del Ejército para quedarse en el poder, algo que los militares niegan.
Los choques sectarios, un éxodo de turistas y conflictos laborales desde la caída de Mubarak han estrangulado la economía.
La inestabilidad podría acelerar la caída hacia una crisis monetaria, forzando una fuerte depreciación de la libra egipcia en los próximos meses y la potencial imposición de controles de capitales, dijeron analistas.
"Ya antes del avance de los eventos recientes estábamos muy preocupados por el balance de pagos y el agotamiento de las reservas", señaló Farouk Soussa, economista de Oriente Medio en Citigroup.
"La violencia y el ruido político van a erosionar la confianza que queda en la economía egipcia y podrían derivar (...) en una aceleración de las salidas de capital", agregó.