El secretario ejecutivo de Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, Alejandro Maldonado, dijo que el organismo advirtió que un desastre así iba a suceder porque hay en el país cerca de 600 asentamientos vulnerables a inundaciones y deslaves.
Santa Catarina. Cuerpos de rescate de Guatemala recuperaron hasta este domingo los cadáveres de 131 personas que perecieron en uno de los peores aludes en la historia del país, mientras 300 aún permanecían desaparecidas y los cementerios seguían llenos de traumatizados familiares dando sepultura a sus seres queridos.
El secretario ejecutivo de Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Alejandro Maldonado, dijo que el organismo advirtió que un desastre así iba a suceder porque hay en el país cerca de 600 asentamientos vulnerables a inundaciones y deslaves como el que ocurrió el jueves.
"Es un evento grande que sabíamos que iba a pasar porque dimos la alerta a tiempo", lamentó Maldonado en el lugar del desastre, el barrio El Cambray 2 en el pequeño poblado de Santa Catarina Pinula, a 15 kilómetros de la capital.
La búsqueda de cuerpos se suspendió en la tarde debido al mal tiempo, que hacía inestable el terreno y ponía en riesgo a los socorristas, pero continuará el lunes.
"Técnicamente ya no es posible encontrar sobrevivientes, pero humanamente haremos todo lo posible", dijo a periodistas el oficial del comando de incidentes de la Conred, Sergio Cabañas.
Muchos no tenían dónde velar a sus muertos porque sus casas estaban semiderrumbadas o totalmente soterradas, por lo que las iglesias cedieron espacios para los velatorios y la alcaldía y otros organismos donaron los ataúdes.
"Me siento afortunado, porque otras familias ni siquiera pueden llorar a sus muertos. Pero me gustaría encontrar a la mamá de mis hijas. Mi deseo es que mi familia quede completa y descanse completa", dijo Alejandro Escalante, de 45 años.
El hombre, quien trabaja como taxista, colocó los cuerpos de sus hijas María Fernanda y Massiel, de 23 y 22 años, respectivamente, y de su nieto Angel, en nichos contiguos del cementerio de Santa Catarina, y dejó uno vacío al lado para su ex mujer Gloria, cuyo cuerpo no ha sido recuperado.
Por las calles del pueblo pasaban hombres cargando a los fallecidos en féretros y cientos de dolientes sollozaban encima de ataúdes en el cementerio, mientras curas, monjas y pastores de otras religiones los acompañaban.
Del total de cuerpos extraídos del derrumbe, 53 estaban sin identificar.
Sitio peligroso. La montañosa Guatemala es de las naciones más vulnerables del mundo a los desastres naturales por las intensas lluvias y huracanes que afectan a su territorio, pero además por la extendida pobreza que lleva a muchos a vivir en zonas peligrosas.
Maldonado insistió en que las tareas de rescate, con palas mecánicas y cientos de socorristas continuarán. Anunció que serán desalojadas y enviadas a albergues las personas cuyas casas quedaron aún en pie, en la parte más alta del cerro.
"Con todo respeto le digo a los guatemaltecos que viven en zona de riesgo que sabemos que es complicado dejar una vivienda, pero todo lo puedes reponer menos la vida", dijo Ricardo de la Cruz, director de Protección Civil de México.
El gobierno de México envió el sábado un equipo de apoyo integrado por efectivos del Ejército, la Marina, policías federales y funcionarios de Protección Civil, que llevaban 16 perros para colaborar en las tareas de recuperación de cuerpos.
José Manuel Reyes, un cocinero de 23 años, encontró la muerte la noche del jueves cuando se quedó junto con su esposa en casa de sus suegros y el alud soterró la casa donde también estaban sus cuñados. Iba a cumplir un año de casado.
"Yo no puedo entender como pasó esto, un muchacho tan joven... ¿Por qué él y no yo?", se preguntó su madre, Araceli Monterroso, de 67 años, sumida en el dolor mientras transcurría el funeral, donde los compañeros del joven, con sus trajes de cocineros, hicieron una ronda tomados de las manos y entonaron cánticos religiosos.