Se estima que las víctimas fatales dejadas por los deslaves y las precipitaciones podrían llegar a 50.
Ciudad de Guatemala. Servicios de emergencia de Guatemala suspendieron temporalmente este lunes la búsqueda de víctimas de deslaves que mataron y dejaron sepultadas a decenas de personas, mientras los pronósticos anunciaban más lluvias en la nación centroamericana.
Fuertes precipitaciones azotaron Guatemala el fin de semana, forzando a las autoridades a suspender las labores de rescate y desalojar a residentes de saturadas colinas.
Funcionarios del cuerpo de bomberos en Ciudad de Guatemala dijeron que habían recuperado 25 cuerpos tras dos grandes deslaves el fin de semana en una de las principales carreteras del país en el poblado de Cumbre de Alaska, al noroeste de la capital.
Se estimaba que las víctimas fatales podrían llegar a 50.
Los cuerpos de emergencia suspendieron los trabajos de búsqueda este lunes por la noche ante la falta de luz y por el temor de que más lluvias puedan ocasionar nuevos deslaves.
Inundaciones y deslaves en otras zonas del país causaron la muerte de al menos 45 personas, dijo el presidente Álvaro Colom a la radio local.
"Están muy inestables los cerros, están cargados de agua. Realmente es un área peligrosa. Hay derrumbes en todos lados, en todas carreteras principales del país", dijo el mandatario.
Las personas "están esperando el rescate de sus amigos, familiares, padres, hijos (...) Realmente ha sido un fin de semana trágico para el país", agregó Colom.
En el poblado de Nahuala, unos 170 kilómetros al noroeste de Ciudad de Guatemala, indígenas mayas vestidos con sus trajes tradicionales velaban a ocho víctimas de uno de los peores deslaves del fin de semana.
La mayoría de los muertos eran hombres jóvenes que habían acudido a tratar de rescatar víctimas de un autobús que estaba cubierto por lodo y rocas, cuando ellos mismos fueron atrapados por un segundo deslave.
Las torrenciales lluvias también han afectado estados del sur de México como Oaxaca, Tabasco y Veracruz, donde cerca de 250.000 personas estaban fuera de sus hogares por el desborde de ríos en una de las peores temporadas de lluvias de los últimos años.
En Oaxaca, un estado donde normalmente escasea el agua, ocho personas murieron en los últimos diez días ahogados o por el desprendimiento de rocas que cayeron sobre casas.