Los vecinos de Brisbane empujaban este miércoles carritos de supermercado cargados de comida a través de calles anegadas, mientras otros caminaban con el agua hasta los hombros, intentando rescatar sus pertenencias.
Brisbane. Las inundaciones cerraron el centro de la tercera ciudad más grande de Australia, hicieron que miles de residentes evacuaran sus hogares, y generaron una frenética compra de alimentos este miércoles mientras rescatistas buscan a casi 70 desaparecidos.
Las mayores inundaciones que Australia sufre en un siglo dejaron hasta ahora 16 muertos desde que comenzaron las lluvias en el norteño estado minero de Queensland, golpeando a la industria del carbón, destruyendo infraestructura y poniendo un freno a la economía.
El nivel de las aguas alcanzaría su máximo nivel en Brisbane, una ciudad de 2 millones de habitantes, antes del amanecer de este jueves y se mantendría durante días. Sin embargo, ese nivel máximo llegaría a Ipswich, una ciudad satélite ubicada al oeste, en las próximas horas.
"El agua está subiendo y cubriendo la ciudad. Es realmente desgarrador", dijo el alcalde de Ipswich, Paul Pisasale.
Los vecinos de Brisbane empujaban este miércoles carritos de supermercado cargados de comida a través de calles anegadas, mientras otros caminaban con el agua hasta los hombros, intentando rescatar sus pertenencias.
Equipos de rescate aprovecharon un inusual momento de sol para buscar a 67 personas que siguen desaparecidas, tras unas inundaciones que han sido comparadas con un tsunami en tierra firme y que han arrasado con los pueblos al oeste de Brisbane esta semana.
"Nosotros no podemos sentirnos cómodos por este cielo azul", dijo la gobernadora de Queensland, Anna Bligh, a periodistas, pronosticando que casi 20.000 casas podrían quedar inundadas cuando el río alcance su máximo nivel en lo que calificó como el peor desastre natural del estado.
"El agua y la lluvia ya han hecho daños. Este es un desastre natural profundamente grave", agregó.
El empeoramiento de las inundaciones está obligando a los economistas a elevar sus estimaciones de impacto económico.
Un miembro del banco central dijo el miércoles que el desastre podría costar hasta 1% del PIB -equivalente a casi US$13.000 millones-, duplicando la previsión anterior más alta.
Los precios de los alimentos se están disparando en todo el país a medida que las inundaciones afectan las cosechas en Queensland y las redes de distribución.
Los precios de los tomates han subido cerca de 200% en dos semanas, mientras que la carne ha subido 11% y el trigo ha ganado 4% en cuatro meses.
Brisbane, una ciudad desierta. En Brisbane, miles de casas y negocios fueron abandonados mientras subía el nivel de las aguas en la ciudad y sus alrededores, obligando a los vecinos a huir con pocas pertenencias a terrenos elevados y centros de evacuación que albergan a más de 3.500 personas.
Algunas imágenes de la ciudad eran surrealistas, como algunas personas que intentaba realizar su rutina de trote en la mañana pese a que partes de su ruta estaban sumergidas. Otros estaban desesperados.
"Esto es toda mi vida, todo se ha ido. Nunca creí que fuese a empeorar así", dijo Kim Hung, gerente del negocio de distribución de alimentos preparados Salt 'n' Pepper, mientras dos amigos intentaban llevar una máquina de café a tierras más altas.
Bligh dijo que calcula que cerca de 19.700 casas quedarán inundadas cuando el río alcance su máximo nivel, afectando a unas 45.000 personas. El Ejército está realizando vuelos para distribuir ayuda con helicópteros y transportes C-130.
Las represas construidas para proteger a Brisbane y las comunidades adyacentes vertían aguas a ríos crecidos.
El puerto de Brisbane está cerrado, lo que deja fuera de acción al tercer puerto de mayor movimiento de contenedores del país y lugar donde se cargan 5 millones de toneladas de carbón al año.
Australia es el mayor exportador mundial de carbón de coque, que es usado para la producción de acero.
La primer ministra australiana, Julia Gillard, arribó a Brisbane para inspeccionar la devastación y dijo que estaba profundamente preocupada por el impacto en los empleos y medios de subsistencia.
"He quedado impactada. Creo que todos hemos sido impactados por las imágenes de esa muralla de agua causando devastación. Las dimensiones de ésto realmente conmocionan", manifestó Gillard.