Las críticas provienen, mayoritariamente, del movimiento de los "indignados", jóvenes en su mayoría que ocuparon la céntrica puerta del Sol en mayo para protestar por los recortes de gasto, las dificultades económicas y un desempleo del 21%.
Madrid. Madrid está engalanada para recibir pomposamente al papa Benedicto XVI, que llega el jueves para unirse a la Jornada Mundial de la Juventud, pero la ciudad registrará también protestas por el coste de la cita en un momento de dificultades económicas.
Las críticas provienen mayoritariamente del movimiento de los "indignados", jóvenes en su mayoría que ocuparon la céntrica puerta del Sol en mayo para protestar por los recortes de gasto, las dificultades económicas y un desempleo del 21%.
Algunas asociaciones laicas y grupos de sacerdotes han cuestionado también los costes, además de un gasto corporativo en patrocinio sin precedentes.
"No estamos organizando una protesta contra el Papa, sino quejándonos de un evento que es muy caro en tiempos de crisis y desempleo elevado", dijo Evaristo Villar, sacerdote miembro de Redes Cristianos, que llevará a cabo una protesta el miércoles por la noche, víspera de la llegada del Papa.
"Un acto de este tipo no tiene cabida en un país con cinco millones de desempleados", dijo.
Una queja específica han sido las reducciones especiales para el transporte público para los peregrinos que visitan la ciudad, cuando los residentes han visto cómo se les subía este mes el precio del billete sencillo de metro o autobús en un 50%.
El martes, decenas de personas se congregaron ante la consejería de Transporte de la Comunidad de Madrid, para protestar por la medida, con carteles en los que podía leerse" "Un papa pagado bendice a robados" o "Católico subvencionado es político, no cristiano".
Los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud dicen que los peregrinos pagarán por la cita, que generará unos 100 millones de euros.
"La JMJ es una oportunidad única para la economía española, a un coste cero para los contribuyentes", dijo Fernando Giménez Barriocanal, responsable financiero de las Jornadas.
Costos. Los críticos cifran el coste en unos 100 millones de euros, pero el gobierno no ha querido dar una cifra de cuánto dinero de la visita papal volverá al Estado. Una portavoz del gobierno dijo que la mayoría de los costes eran en seguridad adicional, incluyendo poner a miles de policías más en las calles de Madrid.
Algunos sacerdotes españoles se quejaron en junio por el patrocinio corporativo de alto perfil para la visita papal, ya que en su opinión hacía parecer a la Iglesia una privilegiada.
Logos corporativos de las empresas, como el mayor banco de la eurozona, Santander, Telefónica y Coca-Cola, entre otros, llenan la web oficial. Movimientos locales de homosexuales y defensores del aborto libre se unirán también a las protestas.
La Iglesia católica se ha enfrentado en ocasiones con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero por los derechos de los homosexuales y el aborto.
En 2005, España se convirtió en el tercer país del mundo que legaliza el matrimonio homosexual. La ley, promovida por el Gobierno pese a la oposición de la Iglesia, permite a las parejas homosexuales casadas adoptar niños, algo que aborrece el Vaticano.
Cuando Benedicto XVI visitó por última vez España en noviembre de 2010, cientos de homosexuales se besaron cuando llegó a consagrar la Sagrada Familia.
La agenda de Benedicto XVI incluye también una visita el viernes a El Escorial, a unos 45 km de Madrid, y cerca del Valle de los Caídos.
Pero el punto álgido será la misa que pondrá fin a la visita, en el aeródromo de Cuatro Vientos, donde una gran palmera diseñada para proteger al pontífice del abrasador sol dominará el altar.
Se espera que la misa congregue a unos dos millones de personas.