La divulgación de datos privados mina la confianza y dificulta tarea de jueces.
Montevideo. Todavía no ha aparecido el término “NismanLeaks”, pero en cualquier momento se puede comenzar a hablar de ese modo sobre la investigación de la muerte del fiscal argentino que denunció a la presidenta Cristina Fernández. Los datos de la causa que se están filtrando son cada vez más y las autoridades no logran cortar el suministro.
La última novedad que conoció el gran público sobre el fallecimiento del fiscal Alberto Nisman fueron varias imágenes que estaban en el informe pericial elaborado por la Policía Federal y en poder de la fiscal Viviana Fein. Los canales televisivos TN y C5N divulgaron las fotos el jueves de noche. Las imágenes tenían sobreimpreso el letrero “División Fotografía Policial”, señal de autenticidad.
Se conocieron fotos del arma, del baño y el charco de sangre, de otras partes de la casa de Nisman, de los periódicos que no abrió el domingo 18 de enero y de la pileta del baño. También había una de la puerta de servicio donde se veía que no estaba trancada y que tenía manchas rojas.
No se sabe cómo se divulgaron las imágenes. Fein apeló –una vez más– a la prudencia: “No me parece prudente ni oportuno que se estén mostrado las fotos de los peritos de la querella cuando no pasó por una junta que analice qué es lo que ha ocurrido”, protestó ante TN.
Pero lo cierto es que esta no es la única información que se filtra, ni mucho menos. También esta semana circularon a través de las redes sociales imágenes de Nisman con mujeres jóvenes. Las fotos se conocieron después de que la División Apoyo Tecnológico de la Policía Federal terminara de hacer una “copia en espejo” del contenido de dos teléfonos celulares que estaban en la casa del fiscal. El procedimiento había sido solicitado por Sandra Arroyo Salgado, exesposa del difunto y querellante.
Solo la jueza Fabiana Palmaghini tenía acceso a esa información, pero la cuenta de Twitter @nismanlujurioso la hizo pública. La misma jueza presentó una denuncia penal contra esa división de la Policía por la filtración de las imágenes y le encomendó la tarea a la Policía Metropolitana, en sustitución de la federal.
En el organismo se molestaron por la reacción, indicó La Nación, y alegaron que una decisión de actuar de mala fe se podría haber concretado antes en otras tantas oportunidades, lo que demostraría su inocencia.
Y todos opinan
Lo ideal es que los magistrados trabajen sin presiones de ningún tipo. Pero cuando la información se filtra se multiplican las voces que opinan y los elementos que podrían condicionar a los expertos. Esto es lo que sucede en este caso, que cuenta con tanta publicidad.
Ahora cualquiera puede sacar sus conclusiones luego de escuchar los audios que Nisman había presentado como prueba de su denuncia por encubrimiento, pues el portal Infobae accedió a ellos y los puso a disposición del público en su web.
Igualmente se pueden sumar las conjeturas sobre cómo murió el fiscal, a raíz de que se conociera una parte reservada del informe elaborado por la querella donde se detallan conclusiones en ese sentido.
Había circulado un rumor sobre la existencia de un “punto 12”; la fiscal lo negó y la querellante lo ratificó. Y luego la prensa reveló que su contenido era la información de que Nisman había muerto de rodillas frente a la bañera. No se sabe cómo llegó la información a la prensa, pero nadie la ha desmentido.
En la misma línea, los medios han aportado otros datos sobre la investigación que luego tuvieron que ser ratificados por los involucrados. Así, Clarín informó que en la casa de Nisman había un borrador que pedía la cárcel para la presidenta. El jefe de gabinete Jorga Capitanich lo negó –con ruptura de diario en conferencia de prensa incluida– y después la fiscal lo terminó aceptando.
Algo parecido sucedió cuando se informó que ya había prestado declaración el exespía Antonio “Jaime” Stiuso, antiguo colaborador de Nisman. A los pocos días la Fiscalía emitió un comunicado donde indicó que le llamaba “poderosamente” la atención la divulgación de esos hechos, al tiempo que solicitó a la prensa “que recabe la información a través de los carriles oficiales”.
Un pedido similar hizo Arroyo Salgado, quien en febrero exigió un “trato prudente, respetuoso y ético” de parte de las autoridades públicas, medios de comunicación y a la Justicia. Y como lo haría la Fiscalía, solicitó igualmente que se mantenga el secreto de los datos sensibles.
Pero también se supo que fue Arroyo Salgado la que esta semana dio los primeros indicios de que Nisman tenía una cuenta bancaria en EEUU a la que también accedía el técnico informático Diego Lagomarsino, dato que devino en una presentación del abogado del técnico ante la fiscal y que se convirtió en un elemento más de la investigación. Todo esto se podía haber tramitado por la vía formal pero, como en otras tantas ocasiones a lo largo de este mismo expediente, se ventiló primero ante el gran público. Lo que no se sabe a ciencia cierta es con qué intereses.