Perú, México y los países que conforman el bloque Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay-, rechazaron la opción bélica en Venezuela y abogaron por una solución diplomática.
Global. Varios países de Latinoamérica rechazaron el sábado las amenazas de uso de la fuerza por parte de Estados Unidos, luego de que el presidente Donald Trump dijera que su administración no descarta un enfoque militar para lidiar con la crisis en Venezuela.
Como parte de su retórica "antiimperialista", Caracas ha afirmado por largo tiempo que funcionarios estadounidenses están planeando una invasión, aunque hasta ahora Washington no había hecho un pronunciamiento tan enfático sobre una opción militar para el país petrolero.
A pesar de hacer énfasis en que coinciden en que el Gobierno socialista de Nicolás Maduro ha abandonado el orden democrático, Perú, México y los países que conforman el bloque Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay-, rechazaron la opción bélica en Venezuela y abogaron por una solución diplomática.
Colombia, un cercano aliado de Estados Unidos en la región, también hizo votos por una "salida pacífica y negociada".
"Todas las amenazas extranjeras o domésticas de recurrir a la fuerza socavan la meta de reinstaurar la gobernanza en Venezuela, así como los principios consagrados en la carta de las Naciones Unidas", dijo el canciller peruano Ricardo Luna, en un mensaje enviado en exclusiva a Reuters.
Así mismo, el Gobierno socialista de Venezuela emitió un comunicado de repudio el sábado, donde calificó las declaraciones de Trump como "insólitas" y "hostiles". El ministerio de Defensa del país ya las había calificado como "un acto de locura".
"La temeraria amenaza del presidente Donald Trump pretende arrastrar a América Latina y el Caribe a un conflicto que alteraría permanentemente la estabilidad, la paz y la seguridad de nuestra región", dijo el canciller venezolano Jorge Arreaza, leyendo el comunicado.
Venezuela atraviesa una severa crisis política y económica, con escasez de alimentos y medicinas, inflación, recesión y protestas antigubernamentales que llevan más de cuatro meses y en medio de las cuales han muerto más de 120 personas.
El presidente dice que los opositores de derecha están detrás de una conspiración que busca desbancarlo.
Fusiles a Nueva York. La oposición -y varios países del mundo- acusan a Maduro de ser un "dictador" que pone tras las rejas a sus rivales políticos y de querer mantenerse en el poder, como sea.
No obstante, horas después del sorpresivo pronunciamiento del presidente de Estados Unidos, la dirigencia opositora se mantenía en silencio.
En cambio, cientos de detractores del Gobierno marchaban en Caracas para rechazar la remoción y enjuiciamiento de un puñado de alcaldes opositores que han sido condenados por la justicia en las últimas semanas.
Promovidas por Maduro, las autoridades venezolanas instalaron recientemente una Asamblea Nacional Constituyente, que tiene autoridad sobre los otros poderes del Estado, para reescribir la Constitución.
El sábado la sesión de la Constituyente giraba en torno a Trump, mientras la propaganda antiestadounidense se multiplicaba en los medios gubernamentales.
"Métase en sus asuntos, solucione sus problemas Señor Trump(...) porque si se diera el supuesto negado de mancillar el suelo patrio, los fusiles llegarían a Nueva York Señor Trump, llegaríamos y tomaríamos la Casa Blanca, hasta Vietnam se quedaría pequeña", aclamó el asambleísta Nicolás Maduro, hijo del presidente.
A pesar del alza de la tensión, en Washington, el Pentágono dijo el viernes que el Ejército está listo para apoyar los esfuerzos por proteger a sus ciudadanos y resguardar los intereses de Estados Unidos, pero que las insinuaciones del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, sobre planes de una invasión no tienen fundamento.
El vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence tiene planeado iniciar una gira regional el domingo que lo llevará a Colombia, Argentina, Chile y Panamá.