La extrema derecha y los nacionalistas de Italia, Reino Unido, Francia y Polonia fueron los más votados por los electores de sus respectivos países, algo que sacudió la política doméstica pero apenas alteró el equilibrio de poder europeísta en la asamblea comunitaria.
Bruselas. Los partidos europeístas reeditaron su mayoría de escaños en el parlamento de la UE, de acuerdo con lo que reflejaban este lunes los resultados provisionales de las elecciones. No obstante, los euroescépticos aumentaron su presencia tras un incremento de los votos obtenidos.
La extrema derecha y los nacionalistas de Italia, Reino Unido, Francia y Polonia fueron los más votados por los electores de sus respectivos países en el encuentro con las urnas de este domingo, algo que sacudió la política doméstica pero apenas alteró el equilibrio de poder europeísta en la asamblea comunitaria.
A nivel europeo, los resultados provisionales publicados el lunes a las 00:00 GMT mostraron que socialistas, verdes, liberales y conservadores obtuvieron 506 de los 751 escaños de un parlamento cuyas decisiones legislativas afectan a más de 500 millones de ciudadanos.
Si bien es probable que la elaboración de políticas comunitarias se complique tras la ruptura de la "gran coalición" de centro-derecha y centro-izquierda, el resultado blinda a la UE de las fuerzas que intentan disolver el bloque comercial más grande del mundo.
"Vamos a construir una Europa social, vamos a impulsar que Europa proteja", dijo el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, cuyo éxito entre los votantes españoles compensó la caída del apoyo de centro-izquierda en Alemania, en una conferencia de prensa el domingo por la noche.
La plataforma Renaissance del presidente francés, Emmanuel Macron, construida sobre las ruinas de los partidos franceses de centro-izquierda y centro-derecha, se sumó al ascenso de los liberales a nivel europeo, mientras que el apoyo a los Verdes aumentó, de manera que el bloque europeísta queda dividido en cuatro grupos que en conjunto mantienen dos tercios de los escaños.
Auge del Brexit. Los gritos de "Europa ha vuelto" entre los votantes que este domingo por la noche ondeaban banderas azules y doradas ante el Parlamento Europeo en Bruselas reflejaban la alegría de los europeístas, entusiasmados con el aumento de la participación.
La participación en las segundas elecciones más grandes del mundo ascendió al 51%, frente al 43% de 2014, la cifra más alta en 20 años. Se trata del primer repunte en una tendencia a la baja continuada desde la primera consulta directa de la UE en 1979, que podría acallar los comentarios sobre un "déficit democrático" que amenaza con socavar la legitimidad de la UE.
Una representación más fuerte de liberales y verdes podría hacer que el próximo ejecutivo de la UE adopte una línea más dura en torno a la regulación de las industrias contaminantes, las tasas a las empresas multinacionales o las exigencias a sus socios comerciales para que ayuden a contener el cambio climático, así como a la hora de presionar a los propios estados miembros del club, especialmente los del Este, para que garanticen la protección de los derechos civiles.
Aún así el desencanto con el proyecto europeo, que se ha propagado durante los últimos cinco años por efecto de las crisis económica y de migración, se ha dejado notar a lo largo del continente.
Impulsado por el enfado de los votantes ante el fracaso del Gobierno británico a la hora de sacar al Reino Unido de la Unión Europea, el Partido Brexit de Nigel Farage obtuvo una rotunda victoria.
El resultado mostró un Reino Unido aún más polarizado en torno al Brexit, casi tres años después del referéndum de 2016 en el que un 52% de los británicos votó a favor de la separación.
El partido más votado en Italia fue la Liga, dando mayor autoridad al líder de la formación de extrema derecha, Matteo Salvini, quien mantiene la presión para que se apliquen recortes impositivos que desafiarían las normas presupuestarias de la UE.
El partido gobernante de Polonia, el euroescéptico Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco), también descolló por encima de sus rivales. En Francia, la formación antiinmigración y antieuropea de Marine Le Pen superó en votos al movimiento centrista europeísta de Macron.
Lucha por los principales puestos de la UE. En Alemania, los conservadores de la canciller Angela Merkel perdieron votos respecto de hace cinco años frente a la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania. Sin embargo, fueron los Verdes quienes acapararon los titulares tras casi duplicar sus apoyos y terminar en segundo lugar, por delante de los socialdemócratas gobernantes.
Los resultados provisionales del Parlamento Europeo sitúan al Partido Popular Europeo (PPE) con 179 escaños, por delante de los socialdemócratas (S&D), que obtuvieron 150, de los liberales, con 107, 39 más que en los últimos comicios, y de los Verdes, que llegaron a 70 escaños tras subir 18 asientos. En la extrema derecha dos grupos sumaron más de 100 escaños, lo cual representa un 40% más que en 2014.
Las elecciones al Parlamento Europeo traerán semanas y posiblemente meses de duras negociaciones sobre quién dirigirá las instituciones comunitarias. Representantes de los cuatro partidos europeístas de centro se apresuraron a hablar de planes sobre una gran coalición.
"Nos enfrentamos a un centro cada vez más pequeño", dijo Manfred Weber, el principal candidato alemán del PPE. "Así que lo que quisiera pedir es que unamos nuestras fuerzas para trabajar juntos a partir de ahora."
El Parlamento ha insistido en que uno de sus nuevos miembros electos debería suceder a Jean-Claude Juncker como presidente del órgano ejecutivo, la Comisión Europea. Sin embargo, varios líderes nacionales, los cuales se reunirán el martes en una cena en Bruselas, han dicho que no se dejarán influir por esa propuesta.
El propio Weber debe hacer frente a una serie de reticencias puesto que nunca ha desempeñado un cargo gubernamental, aunque insiste en que su larga experiencia en el Parlamento Europeo lo convierte en la opción democrática.
Frans Timmermans, el vicepresidente holandés de la Comisión Juncker que dirigió la campaña de los socialistas, advirtió en contra de poner al "Juego de Tronos" de los principales puestos europeos por encima de los esfuerzos para forjar un programa común entre los partidos que impulse una Unión más fuerte.