La bandera chilena, crucifijos y sus vestimentas usadas, son algunos de los elementos que los trabajadores han enviado a sus familiares a través de los tubos utilizados para enviarles comida y medicamentos.
Copiapó, Chile. Puede que hayan pasado los últimos dos meses soñando con escapar de un "infierno" tras quedar atrapados 700 metros bajo tierra en una pequeña mina en el norte de Chile, pero algunos de los 33 hombres no quieren dejar allí los recuerdos de su experiencia.
Con la perspectiva de volver a encontrar la libertad en los próximos días, el minero atrapado Daniel Herrera quiere conservar las cartas que sus familiares le enviaron por un pequeño ducto para darle ánimo durante la compleja operación de rescate.
Incluso quiere mantener la ropa que usó bajo el túnel húmedo en la pequeña mina de oro y cobre San José en el desierto de Atacama, colocándolas en estrechos tubos de plástico usados para transportar alimentos y medicina necesarios para mantenerlos vivos.
"Mandó muchas bolsas", dijo Calda, la hermana de Herrera. "El dice que cuando salga va a construir el segundo piso de la casa donde vivimos y que en ese piso va a hacer un cuarto en el que van a estar todas esas cosas en exposición", agregó.
En una de las operaciones de rescate más desafiantes en la historia de la minería, ingenieros finalizaron el sábado la perforación del ducto por el que serán izados los mineros en cápsulas especiales.
Pero el Gobierno dijo que será entre tres y 10 días después cuando se iniciará el rescate que los llevará a la superficie.
El presidente Sebastián Piñera y los mineros -32 chilenos y un boliviano- han bautizado como "infierno" al túnel donde han estado atrapados. Piñera despidió al jefe del ente de seguridad minera tras el accidente y anunció planes para endurecer los códigos de seguridad en el sector.
El minero atrapado Darío Segovia está también planeando dedicar una habitación a sus pertenencias de la mina, que incluyen una bandera chilena, crucifijos y sus vestimentas usadas.
"Cada minero tiene una caja donde le están guardando todo", dijo su hermano Mario. "Yo le mandé una bandera de Chile y el me la envío con la firma de los 33", apuntó.
Otros son menos ambiciosos, pero aún así quieren conservar recuerdos, como rosarios bendecidos que les envió el Papa Benedicto XVI.
El minero Jorge Galleguillos envió tres tubos de plásticos que contenían ropa y metal a su amigo Miguel Valenzuela, quien está en la superficie. Valenzuela debía entrar a la mina en el turno en la tarde del 5 de agosto, el día fatídico cuando la mina colapsó.
"Somos amigos de muchos años", comentó emocionado Valenzuela al mostrar los tubos plásticos que recibió.