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Mineros chilenos mantienen pacto de silencio tras "pesadilla" en yacimiento San José
Sábado, Octubre 16, 2010 - 14:55

En medio del acoso de decenas de periodistas, casi todos los 33 mineros rescatados el miércoles pasado de las entrañas de la mina, despertaron este sábado en sus casas sin querer ahondar en los pormenores de su desventura.

Copiapó. Los mineros rescatados en Chile tratabande recuperar sus vidas normales en el primer fin de semana que pasabanen la superficie, mientras guardaban un pacto de silencio sobre losdetalles de la supervivencia bajo tierra de dos meses que ha dejado almundo boquiabierto.

En medio del acoso de decenasde periodistas, casi todos los 33 mineros rescatados el miércoles delas entrañas de la mina en el Desierto de Atacama, despertaron elsábado en sus casas sin querer abundar en los pormenores de sudesventura.

"De eso no vamos a hablar", dijo el minero Mario Gómez.

Losmineros, que se han convertido en celebridades después de su asombrosahistoria de supervivencia, quieren mantener secretos que sirvan paralos proyectos que planean hacer en el futuro, dijo en rueda de prensaJuan Illanes junto a seis de sus colegas en la norteña ciudad deCopiapó, vecina a la mina.

Uno de lossobrevivientes, Víctor Segovia, registró desde dentro de la sofocante yhúmeda mina San José los pormenores de la odisea que empezó el 5 deagosto, y productores se disputan su diario para llevarlo incluso hastala pantalla grande.

Como en toda familia, dijo elminero devenido en cronista, después de un tiempo de estar juntosestallaron los problemas y las peleas, pero no quiso dar otros detalles.

"Tenemosun compromiso y debemos cumplirlo. Obviamente se viola si se filtrancosas, Dios quiera que termine (las filtraciones)", dijo el sábado porsu parte el minero Omar Reygadas. "Hicimos un compromiso y lo vamos acumplir", acotó.

Cuando el derrumbe hizo colapsar la mina de cobre y oro, todos los daban por muertos.

Peroracionaron pescado y tomaron agua contaminada durante más de dossemanas bajo 700 metros de roca, hasta que una sonda de los rescatistasdio con el sitio y pudieron enviar un papel a la superficie asegurandoque los 33 estaban bien.

A partir de ese momentose mantuvieron en contacto con la superficie con la sonda que, comocordón umbilical, les llevaba comida, juegos, medicinas y cartas de susfamilias.

El pacto de silencio envuelve las dosprimeras semanas en las penumbras del yacimiento, pero los minerosreconocieron que hubo disputas de liderazgo en las fauces de la tierra.

"Todoslos momentos que vivimos allá abajo fueron bien complicados, sobre todolos primeros 17 días, pero no puedo referirme más a eso", dijo elminero Yonni Barrios, en declaraciones al periódico local El Mercurio.

Festejos y pesadillas. Cuandofueron rescatados el miércoles en un eficiente operativo, dentro de unaestrecha cápsula construida en conjunto con la NASA, festejosestallaron en todo Chile mientras millones en el mundo estaban pegadosa sus pantallas siguiendo uno de los hitos de supervivencia de lahistoria.

Fueron agasajados en sus humildes casas como héroes con fiestas, globos, banderas y champaña.

Cuandollegó a su casa el viernes, Ariel Ticona -que fue padre por tercera vezcuando estaba en las profundidades de la mina- fue recibido con papelpicado y aplausos. A unas pocas cuadras la escena se repitió en lavivienda de Mario Gómez.

"La verdad es que a unotiene que pasarle algo en la vida para reconocer y recapacitar (...) yahí quise expresarle todo mi sentimiento a mi señora", confesó Gómez allocal Canal 13.

La vida cambió para ellos. Alemerger recibieron ofertas de trabajo, invitaciones de clubes de Europapara ver partidos en sus estadios, iPods de parte del jefe de Apple,10.000 dólares cada uno cortesía de un empresario local e invitacionespara viajar por las islas griegas, entre otras cosas.

Apesar de todo, el futuro no será fácil para los mineros porque deberánenfrentar angustia, pesadillas y temores por la huella emocional quedejó el accidente, según los médicos.

"Lo buenode afuera es que si uno tiene pesadillas y se despierta, se da cuentaque está afuera. Pero adentro uno tenía sueño y despertaba en lapesadilla", dijo el minero Segovia en una entrevista con ReutersTelevisión.

Los sobrevivientes estuvieron pocosdías en el hospital y mostraron una asombrosa buena salud general yvigor. El sábado sólo uno de ellos seguía en el centro médico porproblemas dentales y porque él mismo pidió quedarse un tiempo más.

De vuelta a la mina. Losfamiliares preparan una ceremonia religiosa para el domingo junto a lamina, donde hasta hace pocos días el bautizado "Campamento Esperanza"era un hervidero de parientes, rescatistas, funcionarios y periodistasde todo el mundo.

Los sobrevivientes Segovia yGómez han dicho que quieren subir el domingo a la mina. Su colega en laodisea, José Henríquez, que fue el soporte espiritual en lasprofundidades, no pudo esperarse y regresó el sábado al yacimiento.

"Queríaconstatar lo que pasó acá afuera. Esta es mi profesión, tengo queseguir en lo mío", dijo. "Yo soy minero, echo de menos hasta lahediondez del explosivo, eso es lo que hago, el hombre que tienefamilia tiene que proveer", agregó.

Pero otros como Ticona, no quieren ver ni en fotos a la mina que los mantuvo en su seno durante dos duros meses.

"En este momento lo veo difícil subir a la mina", señaló con uno de sus hijos en brazos y ante una multitud de periodistas.

Unade las cosas más difíciles para todos los mineros es la repentina famaque han cobrado después de haber sido portada de los diarios másimportantes del mundo y de que las cadenas de noticias internacionalestransmitieran en vivo el rescate.

"Para mí fueincómodo porque lógicamente no estaba acostumbrado a esto (...) Yosolamente quiero tener una vida normal, quiero poder salir a correr,quiero mi bicicleta feíta", dijo el minero Edison Peña.

Autores

Reuters