Los implantes que están en el centro del escándalo fueron creados por la compañía Poly Implant Prothese (PIP) y parecen tener una tasa de rotura inusualmente alta, lo que provocó que las autoridades francesas instaran a su extracción.
Buenos Aires. El miedo y la irritación están creciendo entre las mujeres con implantes mamarios en América Latina, un mercado clave para la extinta firma francesa que usó silicona industrial para fabricar prótesis más baratas que fueron asociadas con riesgos para la salud.
Los implantes que están en el centro del escándalo fueron creados por la compañía Poly Implant Prothese (PIP) y parecen tener una tasa de rotura inusualmente alta, lo que provocó que las autoridades francesas instaran a su extracción.
En todo el mundo se vendieron unos 300.000 implantes PIP, usados en cirugías cosméticas para aumentar el tamaño de los pechos o reemplazar tejido mamario perdido, y decenas de miles de ellos fueron utilizados en América Latina, donde la demanda de procedimientos estéticos es alta.
La abogada argentina Virginia Luna, de 34 años, está demandando que las clínicas ofrezcan a mujeres como ella el reemplazo de los implantes sin cargo.
"Estoy representando legalmente a un grupo de 50 mujeres, pero cada vez somos más", dijo a Reuters el lunes. "En algunos casos ya hemos arreglado nuestro reclamo por vía extrajudicial y el que pagó fue el seguro de los profesionales que nos operaron", agregó.
"Tengo en mi grupo chicas con roturas de implantes, que provocan mucho dolor y preocupación. Por eso las soluciones tienen que ser rápidas (...) Una de las chicas tuvo que sacar un préstamo para operarse otra vez", explicó, indicando que Argentina importó 13.500 de esas prótesis.
En Venezuela, donde los implantes son tan populares que a veces son otorgados como regalo a las niñas de 15 años u ofrecidos como premios en rifas para recaudar fondos, hubo una oleada de nerviosismo entre las miles de mujeres que se operaron para aumentar el tamaño de su busto.
"He tenido esta prótesis por casi diez años, desde mi tercer hijo, y hasta ahora siempre me sentí muy bien. Me hace sentir joven otra vez, una mujer no es sólo una madre", dijo Martha, una maestra de 47 años que, como muchos venezolanos en la época de Navidad, estaba vacacionando en la playa con su familia.
"Pero desde que he estado leyendo todas estas historias sobre la rotura de la prótesis francesas y que dan cáncer, debo admitir que me ha dado algo de miedo. No tengo ni idea de lo que es mío, pero voy a consultar con mi médico tan pronto cuando vuelva a Caracas después de las vacaciones", agregó.
Francia ha estado investigando posibles vinculaciones con el cáncer por el gel usado en los implantes PIP, pero hasta ahora no ha encontrado evidencias.
Implantes rotos. Los implantes PIP fueron prohibidos en países sudamericanos como Brasil, Argentina y Colombia en el 2010.
Las autoridades de salud han instado a las mujeres afectadas que vean a sus médicos, pero algunos están pidiendo un mayor esfuerzo.
El legislador provincial por Buenos Aires Mauricio D'Alessandro dijo que el Estado y las aseguradoras de salud privadas deberían pagar el costo de remover los implantes PIP.
"Todos los días hay cientos de mujeres que sospechan que pueden tener problemas con las prótesis y quieren sacárselas, pero las obras sociales y prepagas se niegan a realizar la operación si no hay un daño o amenaza concreta, pero de esa manera desprecian la cuestión psicológica", explicó D'Alessandro en una nota en su cuenta de Twitter.
Aseguró además que "autorizar la extracción en forma gratuita es un procedimiento económico y preventivo, ya que evita problemas posteriores que en definitiva le pueden costar millones al sistema de salud". Contó que estaba trabajando en un proyecto de ley para la remoción gratuita de los implantes.
De acuerdo a la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, cinco países latinoamericanos -Brasil, México, Colombia, Venezuela y Argentina- califican entre las 20 naciones donde se practicaron más procedimientos quirúrgicos en el 2010.
En Brasil, que tiene una enorme industria de cirugías cosméticas, se usaron más de 25.000 unidades PIP. En el año se realizan entre 200.000 y 300.000 operaciones de aumento de busto, según la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica.
Jose Carlos Daher, cirujano plástico y fundador del Hospital Daher Lago Sul, en Brasilia, reconoció que hay preocupación entre las mujeres que se sometieron a operaciones para colocarse implantes.
"Están muy preocupadas con lo que están leyendo", dijo Daher, agregando que él nunca usó las polémicas prótesis.
El cirujano Raúl de León ha recibido llamados de pacientes en su clínica, ubicada en un elegante barrio de la Ciudad de Panamá, y contó que las tranquilizó asegurándoles que nunca había usado los implantes PIP.
"En los últimos tres o cuatro años, me ha tocado sacar dos o tres (pares de implantes PIP) porque se fracturaron tempranamente (...) Hemos estado siguiendo la huella de estos implantes desde hace tiempo", agregó.
De León, presidente de la Asociación de Cirugía Plástica de Panamá, dijo que podría haber entre 50 y 100 receptoras de implantes PIP en el país centroamericano, pero que el número es difícil de determinar debido al turismo médico.
En Buenos Aires, que atrae a los turistas médicos que buscan la cirugía cosmética asequible, una clínica ofrece cirugías gratuitas a los pacientes que quieren reemplazar sus implantes PIP pero pide que paguen por los implantes alternativos que cuestan entre 500 y 1.000 dólares por el par.
Debido a "los recientes acontecimientos que han tomado amplia difusión en los medios, creando una situación de pánico entre nuestras queridas pacientes, hemos decidido obrar en solidaridad con quienes han confiado en nosotros buscando una forma de ayudarlas a extraer de sus cuerpos los implantes PIP que les provocan temores", dijo el Centro Médico B&S en un comunicado en su página web.
Sin embargo, estas ofertas no van lo suficientemente lejos para las mujeres como Luna.
"Compramos un producto vicioso de defectos o riesgos, y el que nos lo vendió debe responder por esto", dijo Luna, quien creó un blog para las mujeres afectadas.