En sus primeras declaraciones mediante un abogado después de su arresto, Anders Behring Breivik, de 32 años, dijo que quería explicar sus actos ante la corte en una audiencia de este lunes que revisará una extensión de su custodia.
Sundvollen. Noruega lloraba este domingo a las 93 personas que murieron en un tiroteo y ataque con bomba por parte de un hombre que describió la masacre como "atroz pero necesaria" para combatir las políticas liberales de inmigración y la extensión del Islam.
En sus primeras declaraciones mediante un abogado después de su arresto, Anders Behring Breivik, de 32 años, dijo que quería explicar sus actos ante la corte en una audiencia de este lunes que revisará una extensión de su custodia.
"Dijo que cree que sus acciones fueron atroces, pero que en su mente eran necesarias", informó el abogado Geir Lippestad a la cadena TV2, agregando que Breivik admitió ser responsable del tiroteo en un campamento del Partido Laborista y de la bomba que estalló en el distrito gubernamental de Oslo este viernes.
El jefe interino de la policía de Oslo, Sveinung Sponheim, confirmó a reporteros que Breivik podría hablar ante la corte. No se sabe si la audiencia será cerrada o pública.
"Admitió los hechos tanto en la detonación de la bomba como en el tiroteo, pero no admitirá responsabilidades criminales", indicó Sponheim, agregando que Breivik dijo que actuó solo.
La policía investigaba este último punto, ya que algunas declaraciones de testigos en la isla mencionaban más de un hombre armado, indicó Sponheim.
La policía armada detuvo a varias personas en una redada en una casa junto a una bodega en el norte de Oslo, dijo a Reuters un abogado policial. Posteriormente fueron liberadas, ya que no estaban relacionadas con los ataques del viernes. No se encontraron explosivos en el operativo.
Tragedia nacional. El violento incidente, el peor vivido en Noruega desde la Segunda Guerra Mundial, conmovió profundamente a la habitualmente pacífica nación de 4,8 millones de habitantes.
El rey Harald y el primer ministro Jens Stoltenberg estaban entre los dolientes durante un servicio en la catedral de Oslo, donde el primer ministro habló emotivamente de las víctimas, entre las que había algunos conocidos suyos.
"Esto representa una tragedia nacional", declaró.
Personas llorando pusieron flores y velas fuera de la catedral.
"Dejamos flores hoy porque la tragedia que golpeó a Noruega y todo el mundo dejó una gran impresión entre nosotros y queremos mostrar nuestras más profundas condolencias", dijo Trude-Mette, de 43 años, quien trabaja en Oslo.
Soldados con armas y chalecos anti-balas bloquearon las calles hacia el distrito gubernamental.
La policía dijo que Breivik se rindió ante los oficiales armados cuando llegaron a la isla de Utoeya, ubicada en un lago, unos 42 kilómetros al noroeste, después de que mató metódicamente a disparos al menos a 85 personas, en su mayoría adolescentes que asistían a un campamento de verano de la rama juvenil del gobernante Partido Laborista de Noruega.
Unas 650 personas estaban en la isla cuando Breivik, vistiendo un uniforme policial, abrió fuego.
La policía dijo que les tomó una hora detener la masacre desde el momento en que recibieron la información inicial sobre los tiroteos, la peor cometida por un único hombre armado en los tiempos modernos.
Una persona herida en el tiroteo murió en el hospital, elevando la cifra de víctimas fatales a 93, indicó la estación televisiva NRK de Noruega. La policía informó que aún había desaparecidos. Un total de 97 personas resultaron heridas.
Sponheim confirmó que Breivik publicó un manifiesto anti-islámico de 1.500 páginas este viernes, horas antes de los ataques.
El texto divulgado en internet, escrito en inglés, describe cómo planeó la matanza y fabricó los explosivos, además de explicar su filosofía.