Entre chistes y con coloridas melenas, los oficiales Tomás y Alexandro -conocidos como "Bombón" y "Trompetillas"- dejaron temporalmente sus armas para visitar escuelas en la ciudad más rica de México, donde imparten valores y respeto a las leyes.
Monterrey. Dos policías mexicanos se visten de payasos para enseñar a los niños que romper la ley no es divertido, en momentos en que el país está sumido en una ola de violencia relacionada con los cárteles del narcotráfico, que cada vez reclutan gente más joven.
Entre chistes y con coloridas melenas, los oficiales Tomás y Alexandro -conocidos como "Bombón" y "Trompetillas"- dejaron temporalmente sus armas para visitar escuelas en la ciudad más rica de México, donde imparten valores y respeto a las leyes.
Monterrey y su área metropolitana, una vez considerada una ciudad modelo en América Latina para hacer negocios, comenzó a ser duramente azotada desde hace varios años por los cárteles de la droga, especialmente por las pugnas entre el cártel del Golfo y su ex brazo armado, los Zetas.
Mientras México está tratando de reformar sus fuerzas de policía notoriamente corruptas, estos payasos llevan adelante una iniciativa poco común en el país, donde los cárteles de la droga aprovechan la desigualdad social y la falta de oportunidades para incitar a jóvenes a sumarse a sus filas.
"Los compañeros que andan operativamente (....) están atacando el hoy, la situación de hoy, tratando de brindar seguridad", dijo a Reuters el apodado "Bombón Dulcito", policía de San Nicolás, municipio aledaño a Monterrey.
"Nosotros nos estamos enfocando en las generaciones venideras (...) tenemos que ir a los niños para que esta generación vaya sacando lo que ya no sirve y venga la generación sana", agregó, mientras sus compañeros levantaban evidencia de un coche que estalló frente a su cuartel el día anterior.
Los "polipayasos", como se les conoce en la ciudad, son parte de un programa de prevención del delito de la policía del municipio de San Nicolás, donde varios oficiales han sido detenidos acusados de apoyar al narcotráfico.
ARMAS POR CARAS PINTADAS Y PELUCAS
Aunque no dejan de ser policías, Bombón y Trompetillas dejaron sus armas y su uniforme hace dos años por un vestuario más llamativo, pelucas y enormes zapatos, al darse cuenta que los niños no les prestaban atención y en algunos casos hasta les tenían miedo.
Ahora, con sus caracterizaciones, los niños ya no se asustan al oír la sirena de la patrulla que los transporta y que se estaciona frente a su escuela, sino que son recibidos entre risas y aplausos.
Con cómicas representaciones y canciones, los payasos enseñan que una cartera encontrada en la calle debe ser devuelta a su dueño, por ejemplo, y suben a los niños al tren de los valores, donde no son aceptables el odio, la violencia, la envidia y los celos.
Monterrey, ubicada a unos 230 kilómetros de la frontera con Estados Unidos y cuyo ingreso per cápita es de los más altos del país, permanecía hasta hace poco ajena a la violencia que afecta al norte del país, donde los cárteles libran sangrientas batallas por rutas para introducir drogas a la nación vecina.
Más de 70 personas han muerto asesinadas en Monterrey en los últimos 20 días.
En todo el país, suman más de 34,000 los muertos desde diciembre del 2006, cuando el presidente Felipe Calderón asumió y poco después lanzó operativos con el Ejército para combatir a los cárteles. El Gobierno ha dicho que la escalada de la violencia es señal del debilitamiento de las bandas.
"Ellos (los polipayasos) están haciendo la diferencia, por como están ahorita las cosas, enseñando a los niños, orientándolos para que el día de mañana sean gente de bien", dijo Gloria Araiza, directora de la escuela "Manuel Orozco", a donde los Polipayasos acudieron esta semana.
Ocasionalmente, en los trayectos entre las escuelas y el cuartel estos policías vestidos de payasos han logrado detener a una que otra personas que cometen delitos menores.