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Rusia despeja los escombros tras la caída de un meteorito que dejó 1.000 heridos
Sábado, Febrero 16, 2013 - 12:51

La escasez de pruebas en el terreno alimentó las teorías de la conspiración sobre lo que causó la bola de fuego y su inmensa onda este viernes en una zona que acoge muchas plantas de la industria de defensa.

Miles de trabajadores rusos de emergencia salieron este sábado a limpiar los daños ocasionados por un meteorito que explotó en los montes Urales, dañando edificios, reventando ventanas y provocando una lluvia de cristales rotos sobre las personas.

Varias personas buscaban restos en un lago cercano a la ciudad de Chelyabinsk, donde se abrió un agujero en el hielo de varios metros de ancho, pero hasta ahora no han encontrado grandes fragmentos, dijeron funcionarios.

La escasez de pruebas en el terreno alimentó las teorías de la conspiración sobre lo que causó la bola de fuego y su inmensa onda este viernes en una zona que acoge muchas plantas de la industria de defensa.

El líder nacionalista Vladimir Zhirinovsky dijo a periodistas en Moscú que los causantes podrían haber sido "belicistas" en Estados Unidos.

Un sacerdote que se encontraba cerca del lugar de la explosión lo describió como un acto de Dios. Medios sociales quedaron inundados con rumores sobre lo que podría haber provocado la explosión.

"Sinceramente, me inclinaría más a creer que fue algo militar", dijo Oksana Trufanova, una activista local de derechos humanos.

Cuando se le preguntó sobre la especulación, un funcionario de la rama local del ministerio ruso de Emergencias contestó simplemente: "Basura".

Habitantes de Chelyabinsk, una ciudad industrial situada 1.500 kilómetros al este de Moscú, escucharon la explosión, vieron una luz brillante y después sintieron una onda que rompió ventanas y causó daños en las paredes y el tejado de una planta de zinc.

La bola de fuego viajaba a una velocidad de 30 kilómetros por segundo, según la agencia espacial rusa Roscosmos, resplandeciendo en el horizonte y dejando una larga estela blanca visible hasta a 200 kilómetros de distancia.

La NASA estimó que el objeto tenía 17 metros de ancho antes de entrar en la atmósfera terrestre y pesaba alrededor de 10.000 toneladas.

Explotó unos kilómetros por encima de la Tierra, liberando casi 500 kilotones de energía, cerca de 30 veces el tamaño de la bomba nuclear que fue arrojada en la ciudad japonesa de Hiroshima en la segunda Guerra Mundial, agregó la NASA.

"Esperaríamos que sucediera un acontecimiento de esta magnitud una vez cada 100 años de media", dijo Paul Chodas del Near-Earth Object Program Office de la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California.

"Cuando tienes una bola de fuego de este tamaño esperarías que un gran número de meteoritos alcancen la superficie y en este caso probablemente algunos grandes", sostuvo.

Sólo se han encontrado objetos pequeños. Los equipos de búsqueda dijeron que habían encontrado objetos pequeños de hasta un centímetro de ancho que podrían ser fragmentos de un meteorito, pero no grandes piezas.

El gobernador regional de Chelyabinsk dijo que el ataque causó cerca de 1.000 millones de rublos (unos US$33 millones) en daños.

La vida en la ciudad había vuelto en gran medida a la normalidad el sábado aunque 50 personas continuaban en el hospital. Las autoridades dijeron que más de 1.200 personas resultaron heridas, la mayoría por cristales rotos.

Los trabajos de reparación tuvieron que realizarse rápidamente por las frías temperaturas, que se desplomaron a cerca de 20 grados bajo cero por la noche.

El ministro de Emergencias, Vladimir Puchkov, inspeccionó los daños después de que el presidente, Vladimir Putin, lo enviara a la región.

Su ministerio está bajo presión para agilizar las labores de limpieza tras las críticas recibidas por el fracaso en lanzar advertencias a tiempo antes de las fatales inundaciones que tuvieron lugar el pasado verano al sur de Rusia y por la gestión de los incendios forestales en el 2010.

Putin también querrá evitar que se repitan las críticas a las que se enfrentó por su lenta reacción ante los incidentes que sucedieron al comienzo de su primer mandato como presidente, como el hundimiento del submarino Kursk en el 2000 que causó la muerte de las 118 personas que iban a bordo.

Autores

Reuters