"No veo esperanzas de vida, vamos a rescatar cadáveres", fue la trágica conclusión que entregó el geólogo Aníbal Godoy, respecto a las operaciones de rescate.
La esperanza se agota, mientras el desgaste comienza a sentirse en El Corpus, Choluteca, al sur de Honduras.
Sin embargo, los socorristas nacionales y extranjeros no desmayan en su tarea: rescatar vivos o muertos a los ocho hombres que aún se encuentran soterrados en la mina de San Juan Arriba.
Y es que se estima que son más de 80 los túneles que perforan la elevada montaña cubierta de árboles medianos y en uno de ellos se encuentran los mineros.
"No veo esperanzas de vida, vamos a rescatar cadáveres" dijo el geólogo Aníbal Godoy.
El especialista fue contratado para rediseñar la estrategia de búsqueda, se reunió con otros mineros que conocen los recovecos de los túneles para elaborar un mapa de cómo se cruzan entre sí en las profundidades de hasta unos 300 mts.
"Calculamos que están atrapados entre seis y ocho metros" del lugar de donde fueron rescatados los otros tres, dijo el experto.
No obstante, su ubicación no ha sido precisada y la fragilidad de la tierra no permite excavar con maquinaria pesada, por temor a un nuevo colapso.
Godoy subió a la montaña donde está la entrada de la mina, reducida a poco más de un metro de diámetro por el derrumbe y se reunió con autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), bomberos y socorristas de Honduras, El Salvador y Guatemala, para analizar si utilizaban maquinaria para seguir las excavaciones, pero esto fue descartado.
"La gente tiene que entrar con casco, con botas y lámpara para entrar a rescatar los cadáveres; ya no hay prisa, vamos ir ademando con madera" el techo del túnel para prevenir derrumbes que puedan sepultar también a los rescatistas, explicó.
Y añadió que "no vamos a dejarlos allí, necesitamos de las personas que se sientan capaces; pero nadie va a trabajar más de ocho horas".
Mal olor en la bocamina. El comisionado de Copeco, Moisés Alvarado, explico a la AFP que rescatar con vida a los ocho obreros "es bien difícil porque después de un tiempo el cuerpo humano no soporta la deshidratación".
Un mal olor comenzó a sentirse este sábado en la entrada de la mina, constataron periodistas de la AFP.
"Desde largo se siente el mal olor a cadáver", dijo Rafael Maradiaga, quien trabaja en la mina en la sección de suministro de materiales, como piochas, palas y dinamita que utilizan los trabajadores.
Los tres supervivientes rescatados este viernes relataron que en las primera horas del accidente escucharon quejidos de los otros ocho compañeros pero ya en la noche habían cesado.
Rescatistas chilenos se sumarán este sábado a las tareas de búsqueda en El Corpus.