Acusado formalmente por un tribunal de la ONU que ha esperado 16 años para verlo en el banquillo, empezó con una apelación cautelosa de un "hombre muy enfermo" pero acabó con una muestra de su antigua bravuconería, asegurando que sería absuelto.
La Haya. El ex comandante serbobosnio Ratko Mladic compareció el viernes ante el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia como un general desafiante que nunca perdió una batalla y negó los cargos en su contra como "monstruosos" y "detestables".
Acusado formalmente por un tribunal de la ONU que ha esperado 16 años para verlo en el banquillo, empezó con una apelación cautelosa de un "hombre muy enfermo" pero acabó con una muestra de su antigua bravuconería, asegurando que sería absuelto.
"El mundo entero sabe quién soy. Soy el general Ratko Mladic", dijo al final de su primera comparecencia, de 100 tensos minutos.
"Defendí a mi pueblo, a mi país (...) Ahora me estoy defendiendo a mí mismo", declaró a la corte.
Sentado en la misma silla que los líderes políticos Slobodan Milosevic y Radovan Karadzic, coacusados de una conspiración para forjar una Gran Serbia de los restos de la Yugoslavia multiétnica, Mladic comenzó la audiencia con un breve saludo.
Mladic dijo que tenía mala salud y que necesitaba más tiempo para estudiar las acusaciones en su contra. Pero hacia el final de la sesión, el general, soldado de toda la vida, se puso más firme.
Muy indignado, Mladic dijo al juez Alphons Orie que no quería escuchar "una sola letra o palabra de esa acusación" que se le leyó.
Tal como se esperaba, declinó declararse culpable o inocente y el tribunal fijó su próxima audiencia para el 4 de julio.
"Sin remordimiento". Mladic sacudió la cabeza negando mientras Orie, que leía el sumario, describía la masacre de 8.000 hombres y jóvenes musulmanes en Srebrenica en julio del 1995, por la que su comandante Radislav Krstic fue condenado en abril de 2004.
"No mostró arrepentimiento, se burló de la corte", dijo Ramiza Gurdic, cuyos dos hijos y esposo fueron asesinados por las fuerzas de Mladic.
"Le llevó sólo tres días matar a cientos de nuestros seres queridos y ahora dice que necesita dos meses para leer la acusación", afirmó, mientras veía a Mladic en la televisión bosnia.
El ex comandante serbobosnio también está acusado de crímenes contra la humanidad por el asedio de 43 meses a la capital bosnia de Sarajevo entre 1992 y 1995, en el que murieron unas 12.000 personas.
Orie citó entre los cargos que las fuerzas serbobosnias llevaron a cabo una campaña sostenida de "persecución y bombardeo para matar, mutilar, herir y aterrorizar" a los habitantes de la capital bosnia.
Mladic fue arrestado la semana pasada en un pueblo serbio y extraditado el martes por Serbia para convertirse en el caso más importante del tribunal.
Soldado de carrera, a finales de la década de 1990 se ganó el apodo de "el carnicero de los Balcanes" por una brutal campaña para capturar y hacer una "limpieza étnica" del territorio tras la desintegración de la federación yugoslava de seis repúblicas.
Los nacionalistas serbios creen que Mladic defendió la nación y que no fue peor que los comandantes de los ejércitos croatas o bosnios durante el conflicto de cinco años que cobró 130.000 vidas y destruyó pueblos y ciudades.
Poniendo fin a años de ansiedad por verlo ante la justicia, varios familiares de las víctimas lo observaron en la corte.
"Hoy vine aquí para ver si sus ojos siguen sangrientos", dijo Munira Subasic, cuyo hijo de 18 años y marido murieron en manos de las fuerzas serbias en Srebrenica.
"En 1995 le pedí que dejara ir a mi hijo. Me escuchó y prometió dejarlo ir. Confié en él en ese momento. Dieciséis años después, todavía estoy buscando los huesos de mi hijo", agregó.
El tribunal, creado en 1993, espera terminar su trabajo para 2014. Hasta ahora ha emitido 161 acusaciones y ha dado cuenta de todos los fugitivos menos de uno.