Un grupo de apoyo para víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes hizo también lo que describió como una "desesperada súplica" al papa Benedicto XVI para que use su autoridad antes de dimitir.
Ciudad del Vaticano. Los escándalos sexuales y de poder que acechan a la Iglesia Católica están jugando un papel importante en las reuniones previas al cónclave del próximo mes para elegir al nuevo Papa después de que dos cardenales pidiesen el martes más debate interno sobre estos temas.
Un grupo de apoyo para víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes hizo también lo que describió como una "desesperada súplica" al papa Benedicto XVI para que use su autoridad antes de dimitir este jueves y sancione a los obispos que han protegido a clérigos pederastas en sus diócesis.
El problema de los abusos tomó carácter de urgencia después de que el cardenal de Escocia Keith O'Brien, acusado de comportamiento impropio con sacerdotes jóvenes, renunciase como arzobispo de Edimburgo este lunes y se retirase del cónclave de la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Sumo Pontífice.
El portavoz de la oficina de prensa de los católicos escoceses dijo que O'Brien estaba recibiendo asesoría legal y respondería a las acusaciones "anónimas y no específicas" en su contra.
El cardenal Cormac Murphy-O'Connor, que ahora es el único prelado británico que asistirá a las conversaciones previas al cónclave entre los cardenales la próxima semana en el Vaticano, dijo en Londres que el abuso sexual de menores estaba entre los escándalos más graves en la Iglesia.
"Esa será una de las principales cosas que discutirán los cardenales", dijo Murphy-O'Connor, que no puede votar porque tiene más de 80 años pero puede unirse a los cardenales electores en sus discusiones a puerta cerrada sobre los retos para el próximo Papa.
El cardenal francés Jean-Louis Tauran dijo en una entrevista en un periódico que los electores, que son 115 tras la renuncia de O'Brien, deberían estar informados de un reporte secreto sobre corrupción en el Vaticano preparado para Benedicto XVI.
El pontífice saliente ha decidido reservar el informe para su sucesor, pero los tres cardenales de más de 80 años que lo redactaron podrán informar a los electores sobre algunas de sus averiguaciones durante las consultas de la próxima semana.
"Los cardenales electores no pueden decidir elegir tal o cual nombre en la votación si no saben lo que contiene ese informe", dijo Tauran al periódico La Repubblica.
"Si es necesario, no veo por qué no deberían pedir nombres", añadió Tauran, ex ministro vaticano de Relaciones Exteriores que ahora dirige el departamento para el diálogo interreligioso.
Los periódicos italianos han estado especulando durante días sobre conspiraciones y presuntos escándalos sexuales dentro del Vaticano que podrían haber influido en Benedicto XVI para convertirse en el primer Papa en seis siglos que dimite y no fallece en el cargo.
El Vaticano ha acusado a esos medios de difundir rumores "falsos y dañinos" en un intento por influir en los cardenales que están empezando a llegar a Roma para la reunión de despedida que tendrán con el pontífice el jueves.
Dos directores de la red estadounidense sobre víctimas de abusos SNAP llegaron a Roma el martes para llamar la atención sobre sus peticiones para endurecer las políticas de la Iglesia.
"Estamos aquí para hacer un desesperado último llamamiento al papa Benedicto XVI para que use las últimas horas de su papado para tomar acciones decisivas para proteger a los niños", dijo David Clohessy, director nacional de la Red de Supervivientes de los Abusados por Sacerdotes.
Reconoció que Benedicto XVI se había reunido con algunas víctimas de abusos y hecho algunas declaraciones contundentes condenando el abuso de sacerdotes a menores, pero dijo que solo actuó bajo presión pública.
"Esperamos el día en que responsables de la Iglesia anuncien que este cardenal o este obispo está siendo degradado porque han encontrado pruebas de comportamientos erróneos y quieren limpiar las cosas", dijo a periodistas.
SNAP no ve que los papables estén listos para despedir a obispos por proteger a los delincuentes, dijo, pero añadió: "Es difícil de creer que no hay algunos cardenales que tomen de las solapas a sus colegas y digan 'simplemente tenemos que hacerlo mejor'".
CATÓLICOS CRÍTICOS CON GESTIÓN DE ABUSOS
El cardenal español Julián Herranz, uno de los tres que elaboró el informe secreto para Benedicto XVI, se hizo eco del ataque de los medios al Vaticano en una entrevista publicada el lunes en el diario El País.
"Este deseo de ver nidos de víboras, mafias enfrentadas, odios internos - todo esto es absolutamente falso", dijo.
Dado el gran secretismo que rodea a los cónclaves, es difícil ver qué efecto tiene la mayor presión pública ante el problema de los abusos sobre los cardenales que elegirán al próximo líder de los 1.200 millones de católicos en todo el mundo.
Los periódicos italianos, que dedican varias páginas cada día a la historia papal, han empezado a nombrar al cardenal Sean O'Malley como un posible candidato con las "manos limpias" porque fue enviado a Boston para hacer frente a los escándalos de abuso que aparecieron allí en 2002.
Pero hay otros factores que podrían llevarles a elegir a un hombre cuyos puntos fuertes son también una aptitud para promover su "nueva evangelización", destinada a reavivar la fe en Europa e impulsarla en otras regiones.
Encuestas recientes en dos importantes iglesias nacionales, en Estados Unidos y Alemania, mostraron que los católicos dan bajas puntuaciones a sus líderes por su gestión de la crisis de los abusos.