La convocatoria, programada para el 29 de marzo, involucra a los dos mayores sindicatos españoles, Comisiones Obreras (CCOO) y UGT.
Madrid. Los mayores sindicatos de España decidieron el viernes convocar a una huelga general para el 29 de marzo, luego de no lograr un acuerdo con el gobierno sobre una reforma laboral que facilitará el despido de trabajadores y hará más difícil aplicar alzas salariales vinculadas al índice de inflación.
La reforma es parte de las medidas del gobierno de centro-derecha destinadas a apuntalar una economía que probablemente ya se encuentra en recesión y fomentar la contratación en un país con una tasa de desempleo del 23%.
La convocatoria involucra a los dos mayores sindicatos españoles, Comisiones Obreras (CCOO) y UGT.
"El Consejo Confederal de CCOO ha decidido por unanimidad convocar una huelga general junto con UGT para el próximo 29 de marzo contra la reforma laboral y en defensa de los servicios públicos", sostuvo CCOO en su página en internet.
Los costos de endeudamiento de España se han elevado por sobre los de Italia en las últimas semanas, después de que el presidente del gobierno Mariano Rajoy anunciara que el país no cumpliría con su meta de reducción del déficit en el 2012, la cual había sido acordada con la zona euro.
El gobierno ha dicho que recortará los términos de despido a un pago de 33 días por año trabajado, en lugar de 45 días, y ofrecerá una compensación de apenas 20 días de salario por año trabajado en caso de que la empresa contratante presente pérdidas a largo plazo.
Las nuevas medidas también recortan el pago por despido a dos años de salario, casi la mitad de su límite previo, y permite a los empleadores eludir los ajustes de sueldos ligados a la inflación en tiempos de crisis.
Asimismo, la reforma hará más fácil que el gobierno despida a empleados públicos de ciertas áreas. Los acuerdos de negociación colectiva serán restringidos a la compañía en lugar de a la totalidad de los sectores o a regiones geográficas.
La última huelga general en España se realizó en septiembre del 2010, cuando todavía estaba en el poder el gobierno socialista, y también se desarrolló en protesta por cambios a normativas laborales. La paralización tuvo una participación cercana al 70%.
De acuerdo a un sondeo reciente de Metroscopia, un 74% de los españoles no cree que la reforma laboral ayudará a crear empleos. Sin embargo, en la misma encuesta, un 67% dijo que una huelga general no cambiaría la situación y que de hecho podría empeorar la crisis económica.