Detenida durante 15 de los últimos 21 años, la líder prodemocracia, de 65 años, fue puesta en libertad el sábado, cuando expiraba su arresto domiciliario.
Yangón. Aung San Suu Kyi, que pasó de ama de casa inglesa a líder opositora y famosa prisionera política en Myanmar, es un poderoso símbolo de la lucha contra la dictadura en uno de los países más opresivos del mundo.
Detenida durante 15 de los últimos 21 años, la líder prodemocracia, de 65 años, fue puesta en libertad este sábado, cuando expiraba su arresto domiciliario. Inmediatamente dijo a los miles de seguidores jubilosos que iba a trabajar por la unidad en el país gobernado por el ejército.
"Hay un momento para estarse callado y un momento para hablar. El pueblo debe trabajar unido. Sólo entonces podremos lograr nuestro objetivo", dijo Suu Kyi a sus seguidores a las puertas de su casa.
Pero a pesar de su determinación de acero para enfrentarse a los generales, la ex Birmania no se ha acercado a la democracia tras 48 años de brutal régimen militar. El domingo se celebraron unas elecciones que el partido de la junta militar ganó fácilmente.
De complexión delgada y con voz suave, Suu Kyi ganó el Premio Nobel de la Paz en 1991 y tiene un papel crucial para mantener la atención del mundo sobre la junta militar de Myanmar y su abuso de los derechos humanos.
Conocida simplemente como "La Dama" por millones de sus compatriotas, se niega a ceder en la lucha por su país, rico en recursos. "Para mí, la verdadera libertad es estar libre de miedo y si no se puede vivir sin miedo, no se puede vivir una vida digna", señaló en alguna ocasión.
Su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NDL, por sus siglas en inglés) ganó abrumadoramente las elecciones nacionales de 1990, pero nunca pudo gobernar. Tras decidir no participar en los comicios del domingo, la agrupación fue disuelta por la junta.
Suu Kyi debería haber sido liberada el 27 de mayo del año pasado. Pero eso cambió cuando un intruso estadounidense nadó en el lago sobre el que se encuentra su casa poco antes de obtener la libertad, afirmando que Dios lo había mandado a advertirle que existía un plan para asesinarla.
Meses más tarde, en agosto, fue condenada a arresto domiciliario por permitir que el invasor, John Yettaw, se quedara dos noches, por considerar que con su decisión había violado las leyes de seguridad.
Tras ser sometida a una importante operación en septiembre de 2003, fue confinada a permanecer confinada en su casa en la Avenida de la Universidad en Yangón, sin poder usar un teléfono y con visitas restringidas.
"Segunda lucha". Suu Kyi pasó gran parte de su vida en el exterior, antes de regresar a su casa familiar en el lago Inya de la capital en abril de 1988 para cuidar a su madre enferma, justo cuando el descontento con el régimen militar se tradujo en protestas a favor de la democracia en todo el país.
La líder habló por primera vez a los manifestantes desde los escalones de la histórica pagoda Shwedagon en Yangón el 26 de agosto de ese año. Todos los que la vieron se sorprendieron con el parecido que tenía con su padre, el general Aung San, el héroe nacional que llevó a Myanmar al borde de la independencia de Reino Unido antes de su asesinato en 1947.
"No puedo, al igual que mi padre, ser indiferente a todo lo que está pasando", dijo Suu Kyi, que tenía apenas dos años cuando murió su progenitor, a la multitud.
Las fuerzas armadas aplastaron el movimiento democrático al mes siguiente. Miles de personas murieron y fueron encarceladas, pero los generales prometieron que se celebrarían elecciones.
Los líderes militares se han negado a reconocerla, cuestionando su patriotismo y acusándola de ser una traidora y un títere de Reino Unido y Estados Unidos.
La lucha de Suu Kyi le ha valido comparaciones con el líder sudafricano Nelson Mandela y el indio Mahatma Gandhi, héroes de la libertad en quienes se ha inspirado en estos años.
Hoy es una de las prisioneras de conciencia más famosas del mundo, pero su dedicación le ha traído un gran costo personal.
Nunca ha querido irse de Myanmar por miedo a no poder volver. Su esposo, Michael Aris, un académico de Oxford, no pudo obtener una visa para visitarla, ni siquiera cuando estaba muriendo de cáncer de próstata. Finalmente falleció en marzo de 1999, pero ella rechazó la oferta de la junta de salir de país para asistir a su funeral.
Suu Kyi nació en Yangón el 19 de junio de 1945. Fue educada en Myanmar y en India, donde su madre era embajadora, y luego estudió en Oxford. En 1972, se casó con Aris y crió a dos hijos, Alexander y Kim, trasladándose entre Bután, India y Japón antes de instalarse en Oxford.