Las calles permanecían vacías en el centro de Atenas puesto que la mayor parte de las empresas y del sector público cesó su actividad al inicio del paro de 24 horas convocado por los dos mayores sindicatos del país, Adedy y GSEE.
Atenas. Los trabajadores griegos realizaban una huelga el jueves por segunda vez en tres semanas, esperando mostrar a los dirigentes europeos que se reúnen en Bruselas que la nueva oleada de recortes en los salarios y en las pensiones solo empeorará una situación dramática tras cinco años de recesión.
Las calles permanecían vacías en el centro de Atenas puesto que la mayor parte de las empresas y del sector público cesó su actividad al inicio del paro de 24 horas convocado por los dos mayores sindicatos del país, Adedy y GSEE.
Grecia está hundida en su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y debe recortar al menos 11.500 millones de euros más para satisfacer a la "troika" formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional y conseguir así el próximo tramo del rescate de 130.000 millones de euros.
"Solo por una vez, el gobierno debería rechazar las absurdas demandas de la troika", dijo Yannis Panagopoulos, líder del sindicato del sector privado GSEE, que representa a unos dos millones de trabajadores, lo que supone la mitad de la fuerza laboral del país.
"Aceptar medidas catastróficas supone llevar a la sociedad a la desesperación y las consecuencias, así como las protestas, serán entonces indefinidas" afirmó.
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea intentarán superar sus diferencias sobre los planes para una unión bancaria en el Consejo Europeo que comienza el jueves, aunque no se espera que adopten ninguna decisión sustancial, lo que hace aumentar las preocupaciones por la complacencia a la hora de afrontar una crisis que explotó hace tres años en Grecia.
La huelga paralizó gran parte del país. El transporte público en Atenas sufrió interrupciones, los hospitales funcionaban con servicios mínimos y oficinas públicas, ministerios y muchas tiendas permanecían cerradas.
Para más adelante había cinco manifestaciones convocadas que se espera finalicen ante el Parlamento, que en anteriores ocasiones terminaron con enfrentamientos con la policía. La plaza Syntagma permanecía vallada y se iban a desplegar unos 4.000 policías.
Kiosqueros, abogados, taxistas y controladores aéreos eran algunos de los colectivos que participaban en las protestas por medidas que incluyen más recortes en los servicios sociales y sanitarios.
Los sondeos muestran un aumento del malestar con el rescate que mantiene la economía a flote, ya que los griegos son cada vez más pesimistas con el futuro de su país.
"El nuevo paquete, más doloroso, no debería ser aprobado", dijo en un comunicado el sindicato del sector público ADEDY. "Las nuevas demandas solo acabarán con lo que queda de nuestros derechos laborales, sociales y en pensiones".
Pero puesto que se espera que Grecia se quede sin dinero el próximo mes, el Gobierno tiene pocas alternativas a aprobar un plan de austeridad que está negociando con los prestamistas internacionales.
Atenas y los inspectores de la troika dicen que han alcanzado un acuerdo sobre la mayor parte de las cuestiones, y se espera que evite la bancarrota ante la determinación europea de impedir más sacudidas en los mercados para no arrastrar a las economías grandes, como España e Italia.