Las explosiones del sábado por la noche, un coche bomba a las afueras del Vodafone Arena, estadio del Besiktas, seguido de un ataque suicida en un parque adyacente menos de un minuto después, conmocionaron a la nación.
Turquía dijo este domingo que milicias kurdas podrían ser responsables de dos bombas que mataron a 38 personas e hirieron a 155 en lo que parece un ataque coordinado contra la policía a las afueras de un estadio de fútbol en Estambul después de un partido entre dos importantes equipos.
Las explosiones del sábado por la noche, un coche bomba a las afueras del Vodafone Arena, estadio del Besiktas, seguido de un ataque suicida en un parque adyacente menos de un minuto después, conmocionaron a una nación que aún intenta recuperarse tras una serie de ataques mortales este año en varias ciudades, incluidas Estambul y la capital Ankara.
No hubo reivindicación inmediata de la autoría, pero el viceprimer ministro Numan Kurtulmus dijo que los primeros indicios apuntaban al ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha protagonizado la insurgencia durante tres décadas, principalmente en la amplia área kurda al sureste de Turquía. Diez personas han sido detenidas hasta ahora, dijo.
"Todo apunta al PKK" dijo Kurtulmus a CNN Turk en una entrevista. "Habrá un anuncio una vez que las investigaciones hayan terminado. No podemos decir nada definitivo por ahora".
Añadió que los aliados de Turquía deberían mostrar solidaridad en la lucha contra el terrorismo, una referencia al duradero desacuerdo con Washington sobre el asunto de Siria. Estados Unidos respalda a la milicia kurda de Siria YPG en la lucha contra el Estado Islámico. Turquía dice que la milicia es una extensión del PPK y un grupo terrorista.
Las banderas ondeaban a media asta y el domingo fue declarado día de luto nacional, dijo la oficina del primer ministro en un comunicado. Se había convocado una manifestación contra el terrorismo a mediodía en Estambul, dijo Kurtulmus.
El presidente Tayyip Erdogan canceló un viaje planeado a Kazajistán, dijo su oficina. Erdogan describió las explosiones como un ataque terrorista contra policía y civiles. Dijo que el objetivo de las bombas, dos horas después de acabar un partido al que acudieron miles de personas, había sido causar el máximo número de víctimas.
"Nadie debería dudar de que con la voluntad de Dios, como un país y una nación, superaremos el terror, las organizaciones terroristas (...) y las fuerzas detrás de ellos", dijo en un comunicado.
Además de la insurgencia kurda, Turquía también combate al Estado Islámico como miembro de la coalición liderada por Estados Unidos contra el grupo yihadista. Hace menos de una semana, el Estado Islámico instó a sus seguidores a atacar a "la seguridad, el ejército, la clase política y los medios de comunicación" de Turquía.
"Nos unen"
El ministro del Interior, Suleyman Soylu, dijo que la primera explosión, que se produjo dos horas después de que acabase el partido entre el Besiktas y el Bursaspor, fue en un punto de control para la policía antidisturbios. La segunda se produjo cuando la policía rodeaba al suicida en el cercano parque de Macka.
"Según las últimas informaciones que hemos recibido, 38 hijos de nuestra nación han alcanzado el sacrificio después del cruel ataque de anoche", dijo Soylu en rueda de prensa.
"Estos ataques crueles no nos desaniman, al contrario, nos unen como una nación", añadió.
Dijo que siete de las víctimas eran civiles y una seguía sin ser identificada. Un total de 155 personas fueron tratadas en el hospital, 14 estaban en cuidados intensivos y cinco estaban siendo operadas.
Soylu dijo que 13 personas habían sido detenidas en relación con el ataque, citando pruebas recogidas del vehículo detonado.
"Aquellos que atacan la unidad de nuestra nación y solidaridad nunca ganarán", dijo el ministro de Deportes, Akif Cagatay Kilic, en Twitter. El ministro de Transportes, Ahmet Arslan, también en Twitter, describió las explosiones como un ataque terrorista.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó lo que describió como "horribles actos de terror", mientras que líderes europeos también mandaron mensajes de solidaridad. Estados Unidos condenó el ataque y dijo que se mantenían al lado de su aliado de la OTAN.
Los ataques llegan cinco meses después de que Turquía se viese conmocionada por un fallido golpe de Estado, en el que más de 240 personas murieron, muchas de ellas en Estambul, cuando soldados sacaron a las calles tanques y aviones de combate en un intento de hacerse con el poder.
Estambul ha sufrido varios ataques este año, incluido el de junio cuando unas 45 personas murieron y cientos resultaron heridas cuando supuestos milicianos del Estado Islámico atacaron con bombas y armas de fuego el aeropuerto Ataturk.