En lo que podría verse como una cita con el destino, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, entregará al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, una solicitud para formar parte como miembro de pleno derecho en la ONU, la que debe considerar el Consejo de Seguridad.
Naciones Unidas. El presidente palestino, Mahmoud Abbas, pedirá este viernes a Naciones Unidas que reconozca un Estado para su pueblo, a pesar de que Israel sigue ocupando su territorio y Estados Unidos ha anunciado que vetará la iniciativa.
En lo que podría verse como una cita con el destino, Abbas, de 76 años, entregará al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, una solicitud para formar parte como miembro de pleno derecho en la ONU, la que debe considerar el Consejo de Seguridad.
Su apelación al Consejo refleja una pérdida de fe después de 20 años de fallidas conversaciones de paz en las que ha mediado Estados Unidos, principal aliado de Israel, y también la alarma palestina por la incesante ampliación de los asentamientos israelíes, que están reduciendo el territorio que los palestinos quieren para un Estado.
También pone de relieve la menguante influencia de Washington en una región sacudida por los levantamientos árabes y cambios de alianzas que han llevado a Israel, a pesar de su fuerza militar, a un mayor aislamiento.
Abbas expondrá su caso en un discurso ante la Asamblea General de la ONU, donde el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también subirá al podio para alegar que sólo negociaciones directas entre las dos partes pueden llevar a un Estado palestino.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que declaró a Naciones Unidas hace un año que esperaba que los palestinos tuvieran un estado a estas alturas, dijo el miércoles que compartía la frustración por la falta de avances.
Pero dijo que sólo las negociaciones entre israelíes y palestinos, y no iniciativas en la ONU, podrían llevar a la paz. "Estoy convencido de que no hay atajos para poner fin a un conflicto que ha durado décadas", declaró.
Pero la idea de que más conversaciones con el formato familiar puedan tener éxito, ahí donde muchas han fracasado, parece poco plausible.
Así que Abbas, un político moderado que se opone a la violencia, no ve más alternativa que recurrir a Naciones Unidas, aunque políticos israelíes y estadounidenses han amenazado con represalias financieras que podrían inhabilitar a su Autoridad Palestina.
Si eso sucede, dijo un colaborador de Abbas, la Autoridad Palestina podría disolverse, lo que obligaría al Gobierno de Netanyahu a considerar volver a asumir la responsabilidad sobre toda Cisjordania, lo que supondría una gran obligación demográfica y de seguridad para Israel.
"Les invitaremos a convertirse en la única autoridad desde el río Jordán al Mediterráneo", dijo el colaborador, el veterano negociador Saeb Erekat, a la radio Israel.
Un abismo de desconfianza divide a israelíes y palestinos, que sienten cada uno por separado que su existencia está en juego en una encarnizada disputa sobre fronteras, seguridad, refugiados y Jerusalén.
Las divisiones políticas entre palestinos, y las dificultades de la política nacional estadounidense, donde el apoyo a Israel es sólido y de larga tradición, complican aún más cualquier oportunidad de cerrar esa brecha.