Bajo presión de Estados Unidos, el presidente Enrique Peña Nieto lanzó en julio del 2014 un plan para asegurar la frontera sur del país "tanto para los mexicanos como para los migrantes".
Ciudad de México. Una campaña de México para reducir la marea de inmigrantes ilegales centroamericanos que atraviesa el país rumbo a Estados Unidos ha llevado a un incremento en las quejas sobre abusos de funcionarios migratorios, incluyendo ataques y extorsiones.
Bajo presión de Estados Unidos, el presidente Enrique Peña Nieto lanzó en julio del 2014 un plan para asegurar la frontera sur del país "tanto para los mexicanos como para los migrantes".
Desde entonces, el volumen de migrantes centroamericanos -principalmente de Guatemala, El Salvador y Honduras- capturados tratando de cruzar a Estados Unidos ha bajado. Pero las quejas sobre abusos de funcionarios mexicanos han aumentado cerca de 40 por ciento, según datos obtenidos por Reuters.
El "Plan Frontera Sur" de México busca reforzar controles fronterizos, registrar a los migrantes y desincentivar el uso de peligrosos modos de transporte como el tren de carga llamado "La Bestia", por años objetivo de pandillas criminales.
Pero pese a que prometió también proteger los derechos de los migrantes, algunos se quejan de que ocurre lo contrario.
En los 12 meses hasta junio del 2015, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México registró 567 quejas de abusos por funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM), un 39 por ciento más que en los 12 meses previos.
Esa cifra más que compensa una leve baja en las quejas en contra de la policía en el mismo lapso, según datos de la CNDH pedidos por la organización de derechos humanos Washington Office on Latin America (WOLA).
"El Plan Frontera Sur ha convertido la frontera sur en una zona de guerra", dijo Alberto Donis, del albergue Hermanos en el Camino, cercano a Ixtepec en el estado Oaxaca. "Cuando hablan de 'derechos humanos' es una mentira. Casi todos los migrantes que llegan acá han sido abusados por parte de las autoridades", agregó.
La evidencia los abusos a los migrantes es incómoda para México, que condena al aspirante presidencial Donald Trump por acusar a los mexicanos en Estados Unidos de ser delincuentes.
A algunos les preocupa tanto ser atacados en México que dicen que se han subido a árboles y se han atado a las ramas altas para poder dormir en paz. Las quejas ante la CNDH acusan a funcionarios de golpizas, extorsión, robo y negligencia.
La portavoz del INM Sofía Vega declinó comentar sobre los datos de la CNDH, pero dijo que el Plan Frontera Sur "ha otorgado innumerables beneficios a personas de distintas nacionalidades, principalmente de Centro y Sudamérica".
La ruta de los migrantes a través del país es un mapa de violencia marcado por sitios de atrocidades como la masacre de 72 personas en el 2010 cerca de la población nororiental de San Fernando, a manos del cartel de Los Zetas.
Los albergues ofrecen escaso respiro. Hacinados y con escaso personal, muchos parecen campos de refugiados, con poco espacio, agua y comida. Para el estudiante de contaduría Víctor Santos, de El Salvador, cruzar México es ahora más peligroso.
En marzo, el joven de 21 años fue deportado por sexta vez en tres años luego de que seis funcionarios migratorios de México lo sacaron de un autobús cerca de El Ceibo, en Tabasco.