Para algunos analistas de las relaciones internacionales, las diferencias en el manejo de la política exterior del país, entre el presidente Porfirio Lobo Sosa y el Canciller Mario Canahuati, cada día son más evidentes y denotan descoordinación.
Para algunos analistas de las relaciones internacionales, las diferencias en el manejo de la política exterior del país, entre el presidente Porfirio Lobo Sosa y el Canciller Mario Canahuati, cada día son más evidentes y denotan descoordinación.
Graco Pérez, experto en diplomacia, señaló por ejemplo que es poco usual que el mandatario viaje sin la compañía de su canciller a eventos trascendentales y que en repetidas ocasiones lo reprenda de manera pública, lo que evidencia la mala comunicación que existe entre ambos.
"La coordinación que debe existir entre el presidente de la República y el Canciller es vital para que las relaciones internacionales del país se desarrollen de forma armónica dentro de los parámetros propios de la diplomacia", analizó.
A su juicio, eso no está ocurriendo actualmente. Argumentó que la semana pasada, cuando el presidente asistió a la toma de posesión de su homólogo peruano Ollanta Humala, el canciller no le acompañó, se fue a México.
Canahuati ha sido relegado de misiones diplomáticas de especial relevancia para el país. Por ejemplo, no atendió la firma del Acuerdo de Cartagena, que allanó el camino para poner fin a parte del aislamiento internacional del que era víctima el país.
En ese entonces, Lobo Sosa viajó a Colombia para reunirse con los mandatarios Hugo Chávez y Samuel Santos, de Venezuela y Colombia, en compañía de otros funcionarios como Arturo Corrales y María Antonieta Guillén.
Regaños públicos. Pérez recordó que el canciller además ha sido reprendido, como muy pocos funcionarios, de manera pública en reiteradas ocasiones por el presidente.
El analista hizo mención a una declaración del canciller, de mediados de marzo, cuando dijo que realizaban una revisión para ver la posibilidad de cerrar embajadas en Unasur.
Ese mismo día, Casa de Gobierno hizo público un comunicado donde aclaraba que Honduras no planeaba cerrar embajadas diplomáticas, que por el contrario, aspiraba a restablecer lazos de amistad con esas naciones.
Otro de los regaños públicos de Lobo Sosa hacia Canahuati fue a finales de junio, cuando la Cancillería realizó una audiencia de descargo al entonces embajador de Honduras en Taiwán, Francisco Umaña, por la supuesta emisión irregular de visas a ciudadanos Chinos.
Canahuati detalló en aquél entonces que después de la audiencia se redactaría un informe que sería enviado al presidente para que evaluara la continuidad o no del embajador.
El presidente aclaró que a él no le debían enviar ningún informe.
Lobo Sosa declaró en medios que "en el caso de Taiwán fuimos informados y se le dijo (al canciller Mario Canahuati) sepárelo, sáquelo, así tajantemente se lo explicamos al señor ministro, tanto María Antonieta (Guillén) como yo; entonces se nos dijo que había que hacer un procedimiento, ahora dicen que me manda a mí para revisar el expediente, si lo que tienen que hacer es revisar el expediente y mandarme la propuesta de cancelación o no y punto".
Para Pérez eso evidencia una falta de coordinación y "cuando la comunicación se reduce o desaparece entre estos dos altos funcionarios, las consecuencias para el país son incalculables y afectan todos los ámbitos en los cual se desarrollan los vínculos con otros estados".
Otros deslices. Los errores en la Cancillería datan de inicios de esta administración. Uno de los primeros deslices fue nombrar, en marzo de 2010, como embajadora de Honduras en Corea del Sur a una ciudadana originaria de ese país, Kang Young-shin, lo que es prohibido por la Constitución de la República, por lo que Corea denegó el beneplácito y Honduras retiró la designación.
En ese mismo mes, el canciller anunció que el mandatario Lobo Sosa estaría asistiendo a la toma de posesión, el 11 de marzo de 2010, del presidente electo de Chile, Sebastián Piñera. Honduras no había sido invitado y al final el viaje no se efectuó.
El experto en diplomacia recordó que "desde la llegada del presidente Lobo al poder, las discrepancias y la incongruencia entre sus declaraciones y las del canciller han sido repetitivas, proyectando una imagen que no puede corresponder a un país como Honduras, que busca ocupar el espacio que se merece en el escenario internacional".
En ese sentido, "no solo se ofende la dignidad nacional, la inherente a tan altos cargos, sino que se pone en precario relaciones que se han construido a través del tiempo".