El pasado lunes el alcalde se reunió con el Comité de campaña por el No para definir estrategias frente al anuncio de la Registraduría de trasladar la fecha de convocatoria a las urnas del 2 de marzo al 6 de abril.
Bogotá. Después de instalar un comité de campaña, diseñar una estrategia de publicidad electoral y recorrer las plazas de las 20 localidades de la ciudad buscando el respaldo popular, el petrismo estudia la posibilidad de cambiar de estrategia frente a la revocatoria del mandato que, por ahora, se votaría el próximo 6 de abril. El alcalde Gustavo Petro todavía no ha decidido entre dos discursos: o se la juega porque sean los ciudadanos quienes refrenden su mandato en las urnas votando por el no, o demuestra que quienes quieren que su gobierno acabe prematuramente no tienen la fuerza popular que, por ahora, juega a su favor.
El pasado lunes el alcalde se reunió con el Comité de campaña por el No para definir estrategias frente al anuncio de la Registraduría de trasladar la fecha de convocatoria a las urnas del 2 de marzo al 6 de abril. De esa reunión, por ejemplo, salió la decisión de denunciar al registrador Carlos Ariel Sánchez por prevaricato. “La Registraduría violó la ley 134 de 1994, que le exige que una vez convocada la revocatoria sólo pueden pasar dos meses para la realización de las elecciones. El no tener dinero no justifica que una entidad viole la ley”, le dijo Guillermo Alfonso Jaramillo, líder de la campaña por el No, a este diario.
El comité que preside Jaramillo sabe que no habrá poder humano que haga que la Registraduría eche para atrás su decisión de postergar la revocatoria. Incluso, considera que, como el 6 de abril habrá exámenes del Icfes en muchos colegios públicos que sirven como centros de votación, es posible que se deba definir una nueva fecha para que los bogotanos decidan en las urnas si Petro se va o se queda. En ese sentido, la campaña por el No le propuso al alcalde que se la jugara por la abstención en las urnas y, de esa manera, provocar que la revocatoria se hunda por no alcanzar el suficiente número de votantes.
“Lo que propuso el comité es que nos la juguemos por la abstención para enfrentar la arbitrariedad de la Registraduría. Contradijeron la ley, hasta hace dos días no había indicio oficial de que la fecha había cambiado, está claro que las motivaciones fueron de índole político y no nos podemos quedar de brazos cruzados”, dijo una alta fuente del despacho de Gustavo Petro a este diario. Incluso, en respaldo a la teoría de que la jugada de la Registraduría tiene un trasfondo político, el alcalde denunció, sin aportar mayores pruebas, que habría un complot entre funcionarios judiciales, políticos y emisarios de la Registraduría para acelerar las decisiones judiciales en su contra y retardar la revocatoria para quitarle el oxígeno que le daría una eventual victoria en las urnas.
A pesar de las denuncias de Petro sobre un eventual complot del que haría parte la postergación de la revocatoria, en la Alcaldía también saben que ganar provocando que las votaciones no pasen el umbral no tendría los mismos efectos de legitimidad política que ganar con el No. Incluso, saben que ganar con el No blindaría políticamente al alcalde de cara a lo que pase en todos los procesos judiciales que desencadenó la destitución que le impuso la Procuraduría el pasado 9 de diciembre. El mismo Petro lo dijo en sus discursos en la Plaza de Bolívar: para él, el mandato que le dio la voluntad popular sólo podría ser concluido prematuramente por la misma ciudadanía que lo eligió.
El otro factor que preocupa en el Comité es que abandonar la campaña que ya se desplegó por redes sociales y en las calles por el No, o cambiar su sentido por el de la abstención, podría tener un efecto electoral negativo. En menos de dos meses, desde las huestes del petrismo se generarían mensajes contradictorios alrededor de la revocatoria, un mecanismo de participación sobre el cual no hay suficiente información apropiada por los votantes. Sin embargo, no descartan escenarios y sostienen que no son presos de la campaña por el No y que, si el alcalde lo decide, se la juegan por la abstención.
Entre tanto, en la Alianza Verde, el partido que hoy recoge a las grandes figuras del petrismo, ayer se decidió que, sea cual sea la decisión del alcalde, lo van a poyar. Algunos tendrían que cambiar su publicidad de campaña de cara a las elecciones legislativas del 9 de marzo, pero saben que de ello no puede depender el cálculo que haga Petro para defender su continuidad. Y, por los lados de la Unidad Nacional, advierten que la decisión sobre el No o la abstención los tiene sin cuidado y que lo importante es que ningún sector político emerja con fuerza electoral hasta que el presidente Juan Manuel Santos garantice su reelección y las mayorías en el Congreso.