Alemania calcula que en 2015 llegarán entre 800.000 y 1 millón de personas buscando asilo, el doble de la cifra de cualquier año previo y un peso mucho mayor al de cualquier otro país de la Unión Europea.
Berlín. La canciller alemana Angela Merkel no logró resolver el domingo las diferencias dentro de la coalición de Gobierno sobre cómo lidiar con la crisis de refugiados, dejando abierta una disputa que ha minado la popularidad de los conservadores.
Alemania calcula que en 2015 llegarán entre 800.000 y 1 millón de personas buscando asilo, el doble de la cifra de cualquier año previo y un peso mucho mayor al de cualquier otro país de la Unión Europea.
El enorme volumen de personas que quiere entrar a Alemania ha abierto divisiones dentro de la coalición, con el partido Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) demandando medidas más firmes, a las que se oponen muchos del tercer socio, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).
"Hay mucho terreno común y algunos puntos que siguen abiertos y que deben ser tratados", dijo Steffen Seibert, el portavoz del Gobierno, agregando que esos puntos incluían la idea de introducir las llamadas "zonas de tránsito" en los cruces fronterizos para procesar las solicitudes de asilo.
Baviera está soportando el grueso del ingreso de personas y el líder de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, presiona al Gobierno federal a detener el flujo de llegadas desde zonas asoladas por la guerra y la pobreza en Oriente Medio, Asia y África.
Para disipar las tensiones dentro de la coalición, algunos funcionarios conservadores esperaban que Seehofer aceptara el domingo un acuerdo para introducir zonas de tránsito.
Pero algunos miembros del SPD, dirigido por el ministro de Economía Sigmar Gabriel, han dicho que no van a aceptar esa medida. Los conservadores de Merkel niegan que tales centros se asemejen a campos de concentración.
La pelea interna entre la CDU y la CSU ha dañado su imagen. Un sondeo realizado por Emnid mostró que el apoyo para los partidos es de un 36 por ciento, contra el 43 por ciento que los aliados tenían en agosto.